JAZMÍN
Con cuatro meses de embarazo, los excelentes médicos que Emi contrató para seguir mí gestación han determinado según las ecografías que mí bebé es una nena. Aunque yo prefiero esperar a que se cumplan los exactos 5 meses para asegurarme completamente.
Por ahora mí embarazo no me impedía viajar ni modelar, aunque si debía cuidarme mucho con la comida y los nervios. Pero podía seguir trabajando.
Ganaba bastante plata con ello y podía mandarles muchas cosas a mis padres y a mi familia en sí, lo que siempre quise hacer.Todo estaba acorde en su lugar. Podía estar con Valu y Olivia, veía a mí hermano de vez en cuando y tenía de prometido a Emi. Además, con una bebé en camino.
Sin embargo, si que habían problemas y había unos en específico que me estaba matando cada día; los cambios hormonales y la rutina.
Estábamos mal con Emiliano. La maternidad no me estaba sentando tan bien como lo pintaron y es que algo que nunca se habla es que ser madre tan joven aunque es hermoso, es un proceso demasiado complicado.Mí cuerpo sufre cambios intensos, al igual que mí cerebro. Claramente ya no soy la misma alegre jovencita de 20 años que viajó al mundial a ver a su crush, no, ahora me siento toda una señora y eso es lo que poco a poco me está deprimiendo.
Y me siento, en parte, mal por Emiliano. Porque el demuestra ser tan feliz a mi lado pero sé que lo estoy hartando con mis berrinches, mis celos, mis enojos y todos esos cambios bruscos de personalidad que sufrí a lo largo de los meses.—¿Pelearon antes de que se vaya a China? —inquirió Gema, revolviendo su pequeña cuchara en su café con leche deslactosada.
Nos encontrábamos en L'ETO Caffe, una cafetería elegante que Gema había elegido para charlar en la mañana. Sí, sonaba bastante raro que Gema y yo estémos juntas pero debido a que nuestras carreras eran las mismas, coincidíamos muy seguido y ya le había agarrado cierto cariño.
Se había convertido en una buena amiga.
—Algo así —respondí vagamente y miré a mí alrededor. Era chistoso como todas las personas acá hablaban en un perfecto inglés británico y Gema y yo hablábamos español con ese acento argentino tan obvio. Aquello me hizo sonreír, extrañaba San Martin.
—¿Cómo que algo así boluda? —Gema enarcó una ceja— No te entiendo.
—Emi me pidió viajar con el a China y me negué porque tengo mucho trabajo. Hizo un pequeño comentario sobre que esperaba que pronto tenga tiempo. Se que no fue con mala intención pero últimamente exploto tan rápido que lo mandé a la mierda. El pobre salió de la casa reventando la puerta. Lo tengo atajado de los huevos, ya me debe odiar.
—Emi te ama —Gema rodó los ojos— Sí aguantó mi pesadez, ¿Creés que no te va aguantar a vos?
—Sin ofender, pero no quiero convertirme en vos del pasado —aclaré rápidamente con una sonrisa nerviosa— Pero a ese camino voy. Siempre estoy enojada, no sé cómo controlarme, y me deprimo mucho. No entiendo que me pasa. El psicólogo me dijo que es algo normal de las embarazadas pero no sé, no me dio soluciones tampoco.
—El embarazo trae mucho caos consigo, por eso yo no quise hijos hasta cumplir todo lo que me propuse —Gema se encogió de hombros— Sentís que la vida pasa muy rápido y que se te va de las manos. Por eso estás enojada y deprimida. Pensás que el bebé que tenes en la panza merece toda tu atención y responsabilidad y por eso te estás convirtiendo en una de esas madres amargadas. Pero no debe ser así, tu hijo merece lo mejor pero sin destruirte en el proceso. Ni tomártela con Emi, que el pobre ya sufrió demasiado.
—Ya sé, ya sé —suspiré frustrada y me tomé la cabeza con las manos— Carajo, soy una pelotuda. Me siento tan culpable, pobrecito. Encima ni siquiera pude ir a verlo al partido que juega en un par de días. Debe pensar que soy la peor prometida del mundo.
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Fugaces | Dibu Martinez (TERMINADA)
Fanfiction>> Ella se enamoró primero, pero el se enamoró más fuerte. << Jazmín Fernández era la menor de cinco hermanos. Con 20 años, era la favorita y la protegida de Enzo Fernández, su hermano mayor y conocido jugador profesional de la selección de Argentin...