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Tanto Joaquín cómo Emilio eran muy predecibles. Y cómo era de esperarse no se hablaron en toda la semana siguiente, ni la próxima a esa.

Joaquín se encontraba sorprendido acerca de que el alfa rizado no parecía querer dejar su mente, ahora se encontraba más mortificado por la presencia de Emilio que por la situación de su mejor amiga, la que se supone que era la persona de la que estaba enamorado.

El castaño no podía ver a Emilio a los ojos, no después de los ocasionales sueños eróticos que involucraban al alfa, los cuáles hicieron su primera aparición aquel día que había tenido una erección ocasionada por la sesión de besos. Estaba enojado consigo mismo por haberse dejado llevar con una persona cómo Emilio Osorio.

Ya ni siquiera era tanto el hecho de que éste era un alfa, sino, que Emilio parecía no hacerle frente a los problemas, sólo huía y lo ignoraba.

Aunque no podía quejarse porque no era muy diferente a lo que él hacía.

Emilio, por su parte, tampoco podía ver al alfa castaño a los ojos. Ambos se habían dejado llevar demasiado mal. Le avergonzaba el hecho de que se encontró malditamente duro por unos besos. Pero vaya besos.

Quería evitar a Joaquín el mayor tiempo posible, queriendo convencerse que había sido un desliz de ambos dejándose llevar por el momento.

Incluso en ese transcurso de 2 semanas le pidió a María formalmente ser su novia.





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Ahora mismo, estaban a 2 días de hacer el viaje y tenían una cena en la casa azul, cómo ya era costumbre.

Pero lo que Joaquín no esperaba, es que Emilio llegaría de la mano de María y anunciando que oficialmente era su novia.

El castaño casi se atragantaba con el agua que estaba tomando, pero se obligó a no mostrar reacción alguna.

— ¡Eso es increíble! María, estamos muy felices de que seas novia de mi hijo. Esperamos pronto el compromiso. — Había dicho el señor Osorio.

La omega se había mostrado encantada por el comentario, Emilio sólo había reído incómodamente. Joaquín notó su reacción y se rió por lo bajo.

— ¿Tú para cuándo, Joaquín? — Preguntó su propia madre, sorprendiéndolo.

— No es una prioridad en mi vida juntarme con la primera persona que se me cruce. — Contestó, sonando indiscutiblemente grosero.

Todos se callaron ante el comentario.

Emilio lo miraba curiosamente, pues era evidente el mal humor del castaño.

— Pero pronto empiezan las campañas, el tener una familia siempre dá puntos extra. — Ésta vez fué el señor Osorio.

— Entiendo. Ustedes se postularon en sus cuarenta. Yo tengo 23 años y no me gustaría apresurar las cosas. — Contestó con una falsa amabilidad.

Alfa Dominio // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora