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Joaquín había tenido que ir a revisar si había alguna otra salida en el lugar, dejando a Emilio remojando su cara en el baño.

Para su mala suerte, no conocía el gran auditorio, pero justo se topó con uno de los guardias.

— Joven Bondoni. ¿Se le ofrece algo? — Le había preguntado aquel alfa, mirándolo con curiosidad debido a que Joaquín olía a café y a alfa en celo.

— Mi - el hijo del presidente tuvo un percance. Su celo se presentó antes. Necesito llevarlo al hotel porque su omega está ahí. — Mintió con lo último. — Y con la mayor discreción posible. — Añadió.

El señor asintió. — Diríjanse al garage que está en la salida de emergencia, justo todo derecho en éste pasillo. Ahí los espero con el auto prendido para llevarlos a su hotel. — Dijo, tratando de ser útil.

— Muchas gracias. — Habló Joaquín antes de volver hacía el alfa.

Emilip estaba respirando lentamente para calmarse y poder salir sin llamar mucho la atención, tenía miedo de sus instintos. Su lobo se alertó cuándo nuevamente percibió el aroma de Joaquín, quién había entrado de nuevo en el baño.

— Vamos, hay una camioneta que nos llevará al hotel.

— ¿Qué hay de mi auto? — Se preocupó.

— Le diré al guardia que te lo haga llegar.— Comentó, asiendo ademan de salir.

Emilio lo siguió por detrás y le fué imposible no fijarse en el trasero del alfa frente a él, ¿cómo era posible que estuviera tan bien formado? Joaquín debía pasar un buen tiempo en el gym atendiendo esa parte especifica de su cuerpo.

No podía esperar a pasar sus palmas por ahí, mucho menos a satisfacer sus necesidades primitivas y enterrarse entre éstos.

Dios, no sabía que le pasaba. Su lobo parecía haber elegido compañero de celo y uno bastante peculiar.

Sintió la sangre fluir en su polla, por lo que se obligó a calmarse. No quería que el verdadero celo lo atacara antes de llegar a casa, sería algo totalmente catastrófico.

Finalmente llegaron a aquel garage dónde habían furgonetas en las que varios funcionarios habían llegado, se suponía que esa salida era mucho más segura.

Ellos habían llegado por enfrente debido a que el objetivo del presidente era que fotografiaran a ambos, pero ahora la discreción era su mejor aliado.

Había un ambiente de incomodidad en aquel auto, pues a Emilio no le estaba gustando oler a otro alfa, otro que no fuera Joaquín, ya que en su celo consideraban a éstos cómo una amenaza.

Y al guardia le desagradaba oler a un alfa en celo, justo cómo la naturaleza había dictado que sería.

Pero era curioso la manera en la que Emilio quería más del aroma de Joaquín y a Joaquín no le estaba asqueando el aroma a celo de otro alfa.

Emilio posó una de sus manos en el muslo de Joaquín, tratando de calmar sus ganas por tocar.

El castaño simplemente lo dejó, se sentía bien el tacto, no debía alarmarse.

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Alfa Dominio // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora