Alfa Dominio // Adaptación Emiliaco Omegaverse

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Aviso: contenido explícito 🔥🔥🔥🔥🔥

— E-emilio, no. N-no soy un omega. —Joaquín trató de alejarlo a pesar de que su cuerpo había ardido con el toque del alfa.

Trató de poner distancia debido a que la situación lo estaba poniendo con los nervios de punta y si bien, alguna parte de él agradecía que María no estuviera cerca, otra parte lo hacía sentirse asustado por el estado del alfa. Él mismo ha experimentado lo que es un celo y sabe lo rudo y descontrolado que puede ser, también sabe lo increíble que se siente, pero dudaba que Emilio y él estuvieran en sintonía.

Emilio gruñó cuándo Joaquín lo apartó.

— ¡Ya lo sé, joder! No eres un maldito omega. No luces cómo uno y mucho menos hueles cómo uno. — Exasperó.

— D-deberías haber traído a María. — Joaquín intentó salir de la habitación, pero Emilio lo detuvo.

— ¿Qué haces?

— Voy a buscar a una de las omegas que están ahí afuera. — Explicó rápidamente, a pesar de sentir algo extraño en su pecho ante la idea de que Emilio pasara 4 días teniendo intimidad con una omega desconocida.

De igual manera, el alfa de Emilio expresó rechazo ante la idea.

— No quiero a ninguna de esas omegas.

— María no está aquí. — Joaquín detuvo su intento de abrir la puerta, de alguna manera esperaba que Emilio lo detuviera.

— Tampoco a ella. Yo te quiero a tí. — Declaró, habiéndose acercado nuevamente de manera peligrosa.

Joaquín sólo se quedó ahí, sintiendo sus respiraciones chocar y sus erecciones presionadas una contra la otra.

— Puedes irte ahora y no voy a detenerte, buscaré otra omega aunque no sea lo que mi alfa me está pidiendo. Ó puedes besarme y te juro que no te voy a lastimar.

El castaño sintió todas y cada una de esas palabras chocar a centímetros de su boca.

Evaluó las posibilidades.

Si se quedaba dudaba que ambos pudieran disfrutar, él no era un omega, no había lubricación provocada por las feromonas de un alfa en celo.

No tenía un útero que se podría expandir para recibir el nudo.

Su olor era muy distintos al de un omega.

— N-no creo que pueda hacerme cargo.

Emilio presionó sus partes bajas aún más. — Entonces puedes irte.

Sin embargo, Joaquín no se movió. — Pero no quiero que venga otra omega a ayudarte.

Y fué esa su última confesión antes de finalmente unir sus labios.

Emilio sintió cómo le cedía el control a su lobo, para satisfacer aquellos deseos que habían comenzado a aparecer con el acercamiento a aquel alfa castaño.

— ¿Sabes que me encantaría? — Gruñó el rizado, tomando distancia.

— ¿Qué cosa? — Joaquín jadeó cuándo sintió que el alfa había bajado sus manos hasta su trasero, tocando por encima de la tela.

— Tomarte aquí mismo. — Declaró.

Si bien, Joaquín estaba excitado ante la situación, también estaba aquella parte que le provocaba pánico, pues temía salir lastimado físicamente.

— N-no, alfa. Aquí no.—

Alfa.

Joaquín había usado aquella palabra que tenía tanto poder sobre ellos durante su celo, esperando que a pesar de no ser un omega quién la dijera, funcionara.