{45}

329 38 4
                                    



— Feliz cumpleaños. — Musitó el alfa castaño cuándo el reloj de la habitación reflejó cuatro ceros.

Emilio, quién tenía un brazo rodeando la cintura de Joaquín, depositó un beso en la mejilla de éste. — Gracias, hermoso.

El nivel de calma y plenitud que ambos estaban experimentando en esos momentos con la compañía del otro era simplemente demasiado.

Después de una segunda ronda que había culminado con Joaquín mordiendo el hombro del rizado, ambos se habían acurrucado una vez el nudo bajó, estando exhaustos de la actividad física, pero jamás cansados del otro.

— Me siento tan tranquilo que me dá miedo. — Soltó Joaquín.

— Te entiendo. — Murmuró contra su cuello. — Pero no debes tenerlo. Las cosas se van a solucionar, cuándo menos lo creas estaremos lejos de todo mientras esperamos a que nuestro futuro hijo nazca.

El castaño miró un punto fijo entre la oscuridad de la habitación. — Quiero que sepas que aún no me permitiré ilusionarme.

— ¿No quieres un hijo? Si es así no te obligaré a nada, Joaquín. A mí me hace ilusión tenerlo contigo, pero no quisiera que te sientas obligado a-

— Basta, no dije eso. Un hijo no estaba en mis planes, ni siquiera sabía que podía quedar embarazado. Pero ahora que no hay vuelta atrás no es una idea terrible. Quiero decir, si hubiera sabido de mi condición definitivamente te hubiera hecho usar condón, pero no, y el hubiera no existe. Tengo los recursos para hacerme cargo de un hijo yo sólo, pero no quiero eso, ¿entiendes?

Emilio trató de mirarlo a través de la oscuridad, pudiendo percibir detalles de su rostro. — Creo que podría entenderlo mejor...

— Me refiero a que no soy capaz de criar un hijo por mi propia cuenta, no de forma moral. La idea de tener algo dentro de mí ya es un poco chocante, pero he estado viéndolo desde el pensamiento de "ya está, no se puede hacer nada". Emilio, yo no quiero pasar por ésto sólo. T-tengo sentimientos por tí y eso hace que quiera emocionarme por ésta criatura, el saber que tú también estás dispuesto a pasar por ésto. Pero me aterra que cambies de opinión...

El alfa rizado dejó caer su frente contra el mentón de Joaquín, aspirando una vez más su olor, embriagándose de él. — Entiendo tu miedo, lo hago. Pero te juro que si tú sintieras ésto que siento cada vez que te tengo cerca, cada vez que soy capaz de olerte a tí, al bebé. Joaquín, yo supe que las cosas cambiaron entre nosotros, ya no eran sólo sexo, pero tenía miedo de aceptarlo. Pero aquí estoy, dispuesto cómo nunca, no pienso fallarte a tí ni a nuestro hijo.

— Yo...¿tú también sentiste cosas desde antes? — Cuestionó Joaquín.

— Lo hice. — Confirmó.

— De cierta manera eso me deja más tranquilo, pensé que todo se debía al bebé.

— Créeme que no. Ya te he dicho que cierta persona se supone que espera un hijo mío y yo no siento ni una pizca de emoción por ella. Estoy seguro que eres tú, Joaquín. Mi lobo siempre se sintió alterado a tu alrededor, incluso antes de que me besaras en la piscina. Era extraño, pero ahora lo entiendo. Se siente cómo si estuviéramos hechos el uno para el otro.

El castaño se permitió sumergirse en la burbuja de amor que le ofrecía Emilio, girándose mientras buscaba acomodarse de lado para estar frente a frente.

Joaquín acarició la mordida recién hecha en el hombro de Emilio y de un rápido movimiento lo tumbó, dejándolo con la espalda en el colchón.

Joaquín buscó quedar boca abajo con medio cuerpo sobre el del rizado.

Y finalmente logró su cometido, besar y lamer la herida a su antojo, disfrutando del acto de intimidad más grande entre una pareja.

— A mí me quedó más bonita. — Mencionó.— La tuya parece más cómo que querías comerme. — Se burló.

Emilio rió. — Te la hice mientras llegaba al orgasmo. La tuya fué mientras se bajaba el nudo, ya estabas más calmado.

Joaquín se tocó su propio hombro, sintiendo cómo Emilio rodeaba su cintura desnuda con uno de sus brazos. — Igual me gusta. No me la he visto, pero se siente genial.

El rizado acarició su espalda de manera inocente, a pesar de la evidente desnudez.— Yo si la he visto, se te vé de puta madre. Yo que tú la mostraba en la calle.

El alfa castaño se carcajeó, su cara hundiéndose en el cuello de su amante. — Quizás en un futuro pueda mostrarla.

Ambos siguieron tonteando un rato juntos, disfrutando del calor corporal de otro, hasta que decidieron ponerse ropa interior.

Joaquín optó por, además, una camiseta para dormir, pues suponía que los amigos del rizado entrarían por la mañana a felicitarlo, y aunque a Emilio no le importaba mostrar de más, a él sí.

Finalmente cayeron dormidos, y a Joaquín se le hizo demasiado tierno cómo Emilio no dejó su cuello ni siquiera cuándo se adentró en lo más profundo de sus sueños. Parecía estar maravillado con su aroma y eso le daba una sensación reconfortante, algo cálido extendiéndose en su pecho.

Suspiró él mismo, oliéndose a sí mismo mezclado con el aroma del otro alfa, y por supuesto, el toque dulce que delataba la presencia de su cachorro.

Su cachorro, Joaquín no quería comenzar a llamarlo por lo que era, suyo, su futuro hijo. Sentía que eso era pasar la línea, comenzar a quererlo y sentirse emocionado por ello.

Aún así, quiso confiar en las palabras de Emilio, era imposible no hacerlo cuándo el chico sonaba tan decidido al hablar de querer revelarse y vivir la vida por fin.

Quiso creer que incluso toda la condición podía ser señal del destino, para por fin alejarse de todo el ambiente extraño y pesado que había entre sus familias.

Y con ese último pensamiento se dejó caer en los brazos de Morfeo, ¿Ó en los de Emilio?





Y con ese último pensamiento se dejó caer en los brazos de Morfeo, ¿Ó en los de Emilio?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





Seguimos............



Nos vemos AlbertXioW.

Alfa Dominio // Adaptación Emiliaco OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora