Jueves. Cuarto y último día del celo de Joaquín.
Ahora mismo el castaño se había despertado mucho más calmado, sintiendo el intenso olor del alfa dormido a su lado.
Emilio roncaba, no escandalosamente, pero lo hacía. Joaquín incluso pensaba que lucía tierno dormido.
Suspiró, sintiendo una extraña felicidad y comodidad al sentir el aroma a café cerca.
Se acercó hasta enterrar su nariz en el cuello del rizado y pasar uno de sus brazos por encima del abdomen de éste.
Se sintió en las nubes cuándo el brazo extendido de Emilio lo acercó más a él.
— Buenos días — Murmuró. Su voz levemente ronca.
— Buenos días. — Dijo Joaquín contra su cuello.
— ¿Hoy no hay celo? — Preguntó, tanteando el terreno.
Sintió la nariz del alfa castaño frotarse en su glándula aromática. — No. Pero quiero estar así un rato más.
Emilio no se quejó, también disfrutaba de la cercanía. El calor corporal de Joaquín y su delicioso aroma que dejaba en evidencia su reciente celo. Todo era para su deleite.
Entonces, para su mala suerte, un celular sonó. El del rizado.
— Ugh, podría ser mi padre. — Dijo estirándose para alcanzarlo hasta la mesita de noche.
Joaquín gruñó con molestia por la repentina lejanía, pero el chico volvió de inmediato a él, sin perder tiempo en mirar quién llamaba. Sólo contestó.
— ¿Hola?
— Emilio, ya lo pensé bien...
Era María.
— Ambos estuvimos enojados, pero te perdono. Sé que debió ser difícil imaginar que yo estuve con alguien más en mi celo...
Emilio quiso frenarla justo ahí. Él y apenas había reparado en su existencia durante éstos días. En su mente sólo estaba Joaquín, su exquisito aroma y lo caliente que éste era.
— Pero fué sólo un tropezón, ahora veo las cosas con claridad, amor.
El alfa se aclaró la garganta cuándo la chica guardó silencio.— María...
Inmediatamente se arrepintió de llamarla por su nombre cuándo sintió que Joaquín lo había mordido en el hombro.
— Estoy algo ocupado ahora
— ¿Con quién? Vengo de la casa azul y no estabas. Tampoco en tu casa, chequé bien. — Sonaba cómo un reclamo.
Eso lo hizo sentir molesto. Él era alguien que apreciaba su privacidad y espacio personal. — Te agradecería si la próxima no entras a mi casa cómo si fuera tuya. — Ni siquiera se molestó en ocultar su irritación.
— Soy tu novia.
— Cómo sea. Aprecio mi privacidad. — No desistió.
— Agh, sólo veámonos ahora mismo. Te extraño. — Cambió el tema de conversación.
— ¿No estabas con otro tipo? — Dijo con un deje de diversión.
— Ay, no seas celoso. Estaba en celo y tú no me ayudaste.
— De acuerdo. De igual manera no puedo ahora. — Cortó a la chica.
— ¿Porqué?
— Te dije que estoy ocupado, adiós.
— Nos vemos en la noche. Pasa por mi a las 9. Adiós, amor.— Se despidió con un falso tono de dulzura.
Emilio lo sabía, ella sólo lo quería por interés. Pero en realidad era mutuo; él sólo la quería para tener contento a su padre.
María siempre dejaba en evidencia sus verdaderas intenciones con sus acciones. Aún así, él no se molestaba.
No pudo seguir pensando porque Joaquín se alejó de repente, yendo al otro extremo de la cama.
— ¿Uh? ¿Qué pasó? — Le preguntó al alfa castaño, su voz sonando levemente más suave. Se había encontrado a sí mismo con un tono de voz especifico para hablarle a Joaquín.
— Debes irte. — Le dijo, aumentando su confusión.
— Creí que nos quedaríamos en la cama hoy. Aún es tu cuarto día y puede-
— Sólo vete, Emilio. — Le dijo. Su voz sonaba lejana y no era por la distancia.
Entonces lo comprendió. — ¿Es por María?
Joaquín bufó.
— Lo siento, no podía seguir ignorando mi celular. — Realmente sonaba arrepentido.
— No te disculpes, maldita sea. Es tu novia. Vé con ella. Ya me ayudaste lo suficiente.
Se podía identificar el recelo en sus palabras. Joaquín sonaba incluso dolido, pues la realidad lo había golpeado justo cuándo el celular de Emilio había sonado.
El rizado probablemente tenía que haberse ido, solamente hacer caso a las palabras de Joaquín. Pero había algo de todo ésto que no lo dejaba tranquilo. No quería irse y haber dejado a Joaquín sintiéndose así.
Entonces rodó hasta quedar sobre él, pues el castaño estaba boca abajo.
A pesar de que estaban completamente desnudos, no hubo ninguna intención sexual en la acción. Por lo menos no de primera estancia.
Joaquín quiso quejarse, pero a la vez no. No quería que Emilio se fuera, así que sólo emitió un quejido.
— No te voy a dejar hoy. Es muy pronto.
— Estaré bien, no eres necesario ya. — Trató de convencerse tanto a sí mismo cómo al rizado.
— ¿No soy necesario? ¿Realmente? — Preguntó, apretándose contra el cuerpo del chico.
Comenzó a lamer su nuca, besando y succionando lenta y tortuosamente.
El gemido de Joaquín despertó su dureza, que reposaba contra las nalgas de éste.
— Dime, bebé. ¿No soy necesario para tí?
Ésto ya no era sólo una jodida cuestión de ego. No más. Ahora también sintió algo desagradable en su pecho cuándo Joaquín le dijo que no lo necesitaba.
Pero aquella grande mentira finalmente se desvaneció.
— T-te odio. — Murmuró, sintiendo cómo la ola de calor entraba en su cuerpo. Había sido totalmente provocado.
El rizado sonrió cuándo Joaquín se comenzó a frotar contra él.
— Lo sabía. Y no, no me odias. Te encanto.
Y el castaño no lo pudo negar.
Tendrían un día muy agitado por delante.
Seguimos.......
Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.
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Alfa Dominio // Adaptación Emiliaco Omegaverse
FanficEmilio es el hijo del presidente del país, un alfa con una extraordinaria habilidad de tentarse a lo prohibido. Joaquín es el hijo alfa de la mano derecha del presidente. En una vida llena de hipocresía nunca se sabe lo que se debe esperar. Adapta...