"No importa que tan dañado esté tu corazón, siempre llegará alguien que recogerá los pedazos rotos, demostrandote que incluso en los peores momentos, hay una mínima llama de esperanza en plena oscuridad"
-Las ventajas de un corazón roto.
...Enora estaba convencida de que esa noche cerraría con broche de oro al peor día de su vida, o mejor dicho, otro más en su lista.
Meghan, a quien ella considera su mano derecha, se había marchado temprano, por lo que tuvo que encargarse ella sola del resto del trabajo pesado en la floristería. Y, como si eso no bastará para desmoronar su poca cordura, hace dos días le habían hecho entrega de una invitación. La misma invitación con la que ha tenido pesadillas por años, ahora se hizo realidad y estaba ahí, frente a ella, burlándose de su pared agrietada que cubría lo poco que le quedaba de corazón.
De hecho, Enora optó por quedarse unas horas más del horario establecido, pues, quería terminar de diseñar algunos arreglos florales que le habían encargado una pareja de padres solidarios hace unas semanas atrás para una celebración, específicamente, para celebrar el decimoctavo cumpleaños de su hija mayor, o como ellos le hicieron mención al entrar con júbilo en su tienda: "¡Queremos festejar su inicio a la adultez!"
Enora en cambio, con una sonrisa cerrada solo pudo recordar las sabias palabras de su padre: "La adultez no es más que una ardua pelea entre la realidad y los sueños, en dónde, la mayor parte del tiempo, la realidad toma la ventaja y logra sacar del cuadrilátero a los sueños"
Enora exhaló fuerte mientras aseguraba una cinta sobre la pequeña caja de madera que contenía varias rosas rojas y algunos chocolates adicionales. También le agregó un peluche que al apretar su panza emitía de manera robótica: "Te amo mucho".
La voz Mezzosoprano de la artista Beyoncé se deslizó por sus oídos como una suave brisa de verano. Sus caderas se movían involuntariamente al ritmo de la música, después de todo, quería despejar su mente, al menos mientras intentaba terminar su trabajo para mañana a primeras horas del día; esa es la consecuencia que debe de pagar por preferir ver un maratón de películas de romance, cuando por supuesto, debió de adelantar el trabajo para no enfrentarse actualmente con este escenario agotador.
De todas formas, Enora no se arrepentía de haber tomado esa decisión. Orgullo y prejuicio siempre será su romance histórico deseado y no le hacía mal alentar sus deseos más íntimos imposibles de obtener a estas alturas de la vida.
Además, el trabajo sobrecargado que decidió dejar a última hora, era su excusa perfecta para no abrir el recibo que reposaba en la mesa donde varias rosas dispersas la cubria con cautela. Juraba que el sobre le había afectado su vista por ese destello exagerado que emanaba la escarcha esparcida sutilmente en las orillas de su superficie o, simplemente lo odiaba por su significado. Enora anhelaba romperla en miles de pedazos y tirarla lejos.
No quería mirar el sobre, se negaba a hacerlo, porque esa simple acción solo aumentaría las ganas que tenía de leer su contenido. Cada palabra transcrita en ese papel iba a lastimar su frágil corazón, el cual ya estaba lo suficiente roto como para soportar otro desastre.
Enora se volteó a regañadientes para empezar a cortar las espinas de las rosas con amargura, a la vez que intentaba centrar sus pensamientos en otra cosa que no sea la pegatina de paloma blanca que aseguraba el borde del sobre, el causante de su actual agonía.
Enora podía imaginar el placer que la iba a invadir de pies a cabeza si arrancaba la pegatina de golpe como una curita: Rápido, sin dolor.
Ahogó un grito molesta, por no poder callar las voces de su interior. Deja las tijeras en la mesa y en cuestión de segundos la carta ya estaba sobre su mano, leyéndola con cautela:
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Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]
RomanceEnora Lee, tendrá que verse obligada a superar a Lucas, su primer amor, una vez que se entere de su boda, a la que fue invitada. Sin embargo, el mundo no está tan acabado como ella cree, porque Owen, un chico seguro de sí, que pasó por cada obstácul...