♡Capítulo diecisiete♡

21.3K 1.2K 394
                                    

Tulipanes rosas: da buenos deseos a la familia y amigos. Simboliza también el amor.

...

—No iré.

Negué por milésima vez clavando mis uñas en el marco de la puerta, mientras que Meghan me empujaba para salir de ahí.

Owen había llegado, estaba esperando por nosotras,  las gememalas ya iban camino al ascensor platicando sobre cualquier cosa que de seguro no me interesaba oír.

Estaba a unas horas de compartir el mismo espacio con los padres de Owen, satanás, las gemelas y la indiscreta tía Hillary.

¿Cómo Owen pudo haber aceptado algo así?

Bueno, mejor dicho, cómo pude aceptar algo así.

—Enora, debes ir, Owen las espera abajo y parece ser impaciente —me regaño Meg volviendo a empujarme, pero yo me rehusaba.

—Esto fue una mala idea —me gire mirándola con preocupación —será una noche horrible, lo presiento.

—Que te he dicho sobre adelantarte a sucesos que no han ocurrido aún. Además, fue tu culpa por confesárselo a las gememalas.

—Mentir —rectifique —confesar es decir la verdad, y Owen no es mi novio.

—Por ahora —corrigió Meghan con una sonrisa a lo que la miré mal —inténtalo, y si todo se sale de control, existen los taxis o un Owen que está dispuesto a sacarte de ahí.

—No lo sé, Meghan.

—Te toca averiguarlo, me dices que tal salió todo.

Sin darme cuenta estaba afuera en el pasillo y cerró la puerta justo en mis narices.

De seguro está saltando de alegría del otro lado porque estará sin las gememalas. Porque incluso estando en su departamento, ellas encuentran la forma de fastidiar su vida, al igual que la mía.

—¡Muévete Enora! —grito London una vez dentro en el ascensor.

Como pude, caminé hacia ellas, sentía que mis pies estaban amarrados a dos ladrillos gigantes, volviéndose más pesados.

Tenía miedo de lo que podría ocurrir, London, con su honestidad innecesaria, y París con su boca que sólo sabía formular oraciones inapropiadas como lo demostraba lo excesivamente ajustado que estaba su vestido.

En el ascensor estaban hablándome pero era como si no estuviera ahí, la verdad, no escuché absolutamente nada, me quedé mirando los botones con los números de los pisos y su iluminación roja que los rodeaba, era mejor ver el tablero que escucharlas para ser sincera.

Una vez afuera Owen nos esperaba recargado en su auto, con sus manos guardadas en los bolsillos de su pantalón, presentable.

Cargaba un suéter tejido negro, nada exagerado, y aun así, me robo el aliento. Estaba agradecida con Meg por convencerme de escoger este vestido rosa pastel suelto, por un momento creí que sería super formal.

Las gememalas en cambio, pensaron que quizás irían a los premios oscars, tan llamativas, como era de esperarse.

Me acerqué a él antes que mis primas.

—Escucha, ellas pueden ser un poco duras, dirán lo que piensan sin medir sus palabras...

Empecé a decirle lo más bajo y rápido posible antes de que llegarán hacia nosotros, no obstante, esta vez las palabras se esfumaron en el aire una vez que me tomó del brazo acercándome a él, para luego pasar su mano por mi cintura sujetándome con fuerza, fue un movimiento delicado, frágil pero estable, y finalmente culminar con beso, pasó su otra mano por mi nuca, sosteniendo con determinación, sin embargo, este beso no era como aquel en el teatro, lleno de inocencia, esta vez, fue más que eso, este fue diferente, nuestros labios se acoplaron entre sí y me dejó disfrutar más de su proximidad.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora