♡Capítulo uno♡

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Caléndula: es la representación del dolor y la pena.

...

Enora

El sacerdote con su aire de paz y sabiduría, alza la mano en señal para levantarnos de nuestros respectivos asientos y de manera organizada obedecimos a su orden.

La verdad mi mente estaba suspendida en el aire, divagando entre tantas ideas. Así que, si el señor con túnica frente a mí pedía hacer una voltereta en el aire en modo de juego, tal vez sería una de las primeras en realizarlo sin refutar.

Mi mirada se desvía al hombre de traje azulado de pie en el altar. Ese color en particular resalta su tez blanca y cabello rubio. En su rostro había una sonrisa tan amplia como muestra de la emoción que emanaba su corazón por el preciado momento. La causante de esa gran conmoción era su futura esposa, quién se acerca con distinción por el camino de pétalos de rosas hacia los brazos de su amado y futuro esposo.

Los pétalos me parecen un detalle cliché y sin gracia, pero, al fin de cuentas, cualquier opinión que pensará en estos momentos no valdría la pena para sanar mi alma herida. Mi mente está consciente que la causante de su felicidad no era yo, y por mucho que intente estropear este fascinante escenario con mi negatividad, no va a resultar.

Todos los presentes se giran para admirar mejor a la mujer que se aproxima con su despampanante vestido blanco. En cambio, yo no quería voltear.  Prefería imaginar un escenario en algún universo alterno en el que esa mujer fuera yo, aunque sea por cinco segundos.

—¿Estás bien? —La voz de Michael irrumpe mi pena.

Al parecer, estaba mirando a un punto fijo, con exactitud a aquella rosa blanca que sobresale de uno de los bolsillos delanteros del traje del apreciado novio.

—Estoy bien —respondí, como si de un diálogo forzado se tratase.

Michael posa su mano sobre mi hombro y lo acaricia con sutileza, en un intento breve de amortiguar mi melancolía.

La novia sigue avanzando con pasos cortos, permitiéndole a los invitados deleitarse con su belleza por más tiempo. La música melodiosa producida por el órgano instrumental, me teletransporta a un maravilloso cuento de hadas, donde el narrador finaliza con un: "y vivieron felices por siempre" al menos uno donde ellos lo eran. Ambos novios no apartaban sus miradas el uno del otro, y es algo que no puedo soportar. Deseo que me mire a mi en vez de a ella, aunque sea por unos segundos. Sé que es un deseo egoísta, y también uno que me resulta imposible de ocultar.

Desafortunadamente, estaba en uno de los primeros asientos, mi masoquismo quiere admirar de cerca el suceso que apuñala mi corazón, porque creía que se  arrepentiría en el último momento o, se me haría más fácil gritar: "¡yo me opongo!" una vez que el padre hiciera la pregunta nupcial; Me detuve a observar a Michael y estaba igual de emocionado que el resto. Tal parece que soy la única aguafiestas con un estúpido y horrible propósito: Tener de vuelta al novio.

No sé cómo pude pensar si quiera eso, él no se va a arrepentir. Tal vez ni sepa que estoy aquí.

《 ¿Qué diablos estoy haciendo? 》

Soy una idiota e ingenua al creer que alguna vez tendría de vuelta su amor.

Fije mi vista a los asientos del lado izquierdo, donde se supone están ubicados los invitados de la novia.  Pese a que no tenía mucho interés en conocer a la familia con la que me fue infiel mi ex novio, unos ojos azules captaron mi atención: Un hombre me observaba con dubitación, como si intentará adivinar quién era. Suspiré irritada, mientras puse mis ojos en blanco, dejándole claro que no buscaba nada con nadie, en tal caso de que lo llegará a pensar.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora