♡capítulo veintidós♡

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Flores silvestres: demuestras a una persona que reconoces y admiras su fuerza, determinación y resistencia.

...

Tome un baño fugaz y me vestí con tal rapidez que estuve a punto de caer mientras me colocaba los calcetines. Apenas tuve tiempo de asimilar lo que estaba por hacer el día de hoy, es decir, pasar tiempo con él chico al que había estado ignorando estos días por temor a enfrentarlo y aceptar mis sentimientos que luchaban por salir.

Terminé de realizar mi coleta alta y salí de mi habitación, caminando hacia donde me esperaba Owen mientras revisaba por última vez mi bolso para asegurarme de que todo estuviera ahí.

-Lista. -dije una vez frente a él.

Owen me observó de pies a cabeza, analizando cada detalle de mi atuendo, esbozando una media sonrisa.

Debo de admitir que me gustaba ser admirada por él. Amaba la forma en que me hacía sentir una completa diosa con solo un recorrido de su mirada.

Como si fuera la mujer más hermosa que sus ojos han podido ver.

El problema era si él realmente pensaba eso.

-¿Qué está pasando por tu mente perversa ahora? -cuestioné divertida.

-Tengo que traerte varias de mis camisetas -sentenció mirándome directo a los ojos.

-Ya tengo muchas de Michael.

Este se levantó del mueble y se acercó a mí seguro de lo que hacía.

-Las mías te quedarían mejor y lo sabes, raggio di sol -susurró en mi oído para luego depositar un beso en mi mejilla lo suficiente cerca de mis labios para hacerme suspirar extasiada.

Sabía lo que estaba haciendo y aunque intentaba alejarme de esa idea, él lograba hacer que regresara a mí como un boomerang, volviendo cada vez con mayor fuerza e intensidad.

-Voy a pensar que ese suspiro se debe a tu estómago vacío y no porque querías que te besara -mencionó caminando hacia la puerta -vamos a pasar por Bella Vie antes de irnos.

Me miró con una sonrisa socarrona ocasionando que girara los ojos divertida por su confianza.

-En realidad, Meghan me preparo el desayuno.

Me dirigí a la cocina, específicamente hacia el microondas donde se encontraba refugiado mi pan tostado con queso derretido y jamón, por muy sencillo que pareciera, Meghan siempre suele darle un sabor inigualable.

-¿Sólo eso vas a desayunar?

-No cuestiones la grandeza de estos panes, Meghan tiene un don.

Le di un mordisco y comencé a masticar teniendo una explosión de sabores en mi boca, podía sentir lo crujiente del pan y ver como el queso se arrastraba al morder.

Owen me miraba como si estuviera demente, elevando una ceja expresivo.

-Ten, prueba.

Le extendí un sándwich, sin embargo, de inmediato me di cuenta de mi error, por lo que fui a buscar un cuchillo y empecé a cortar las orillas del pan antes de hacerle entrega de este.

-Ahora sí, come.

Owen en cambio, arrugó su frente, observando el pan.

-¿Qué?

-Te acordaste.

Tarde un poco en entender a qué se refería, por lo que este me señaló las orillas cortadas haciéndome entrar en razón.

-Bueno, recuerdo con exactitud las cosas que me importan.

-¿Entonces yo te importo? -pegó un mordisco a su pan mirándome con atención.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora