Extra. "No hagas ruido."

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Enora.

Owen y yo cumplimos hoy seis meses de noviazgo. Por lo tanto, Owen me preparó una sorpresa, y como es de esperarse, no me quiso dar ninguna pista, dejándome en un estado de desesperación debido a que la paciencia no se me da en lo absoluto.

Después de haber durado todo el día en busca del vestido ideal, me decidí por un modelo corto de fiesta color verde. Su tono es verde oscuro, que evoca elegancia y sofisticación. El diseño cuenta con detalles de encaje pequeño, añadiendo un toque romántico. Las mangas son de volantes, lo que le da movimiento y frescura. Y la falda termina justo por encima de las rodillas.

Meg me ayudó con el maquillaje y peinado. Decidí dejar mi cabello suelto adornado con ondas. Nada exagerado, al igual que el maquillaje.

Al estar lista espere a Owen en la sala impaciente, como un cachorro ansioso por recibir a su dueño. No obstante, luego de haberlo recibido con muchos besos y caricias desesperadas, este me comentó que era necesario colocarme una venda en los ojos al entrar al auto para que la sorpresa fuera genuina, así que como buena anfitriona, no me negué y accedí a sus mandatos.

Por ende, ahora me encuentro con los ojos vendados y mi mano aferrada a su brazo mientras Owen me guía por un pasillo que desconozco.

No tenía idea de dónde estábamos o hacía dónde íbamos, pero, mi corazón confiaba en él, por lo que el miedo no existía en mi repertorio de emociones actuales.

Se que estábamos en un edificio de varios pisos, no sé exactamente cuántos, pero, al llegar me guío hacia un elevador, por ende, debemos de estar en uno de los últimos.

—¿A dónde me llevas Owen? —Le pregunté por quinta vez.

—Ya lo verás, Raggio di sole.

Bufé exhausta, no es sencillo caminar con los ojos vendados y aunque Owen me sostenía, a veces chocaba con algunas paredes robándole una que otra risa a mi querido novio.

Owen se detiene y lo escucho abrir una puerta. Luego, se devuelve hacia mí y posa una mano por detrás de mi espalda invitándome a entrar. Con cierta torpeza me sumergí en ese espacio desconocido, esperando el siguiente movimiento de Owen.

—Bien... Por aquí —Me guía con sus manos en mis hombros —ok... ahora puedes mirar.

Owen deshace el nudo y me quita la venda, a lo que de inmediato abro los ojos en busca de aquella sorpresa.

—No puede ser...

Fue lo único que pude susurrar, mi voz apenas un suspiro. Owen me trajo a su refugio secreto: la biblioteca. Era un espectáculo mágico imposible de ignorar. Había desplazado varias mesas pesadas para crear un espacio íntimo frente a un ventanal que abarcaba toda la pared, está biblioteca siempre ha sido reconocida por su vista inolvidable, no obstante, nunca me había detenido a observar y mucho menos en la oscuridad de la noche. 

La ciudad, adornada con miles de luces, se extendía ante nosotros como un mar de estrellas. En el suelo, había dispuesto una alfombra mullida de lana, sobre la cual descansaban cojines de seda. Una canasta tejida a mano, repleta de los aromas más tentadores, prometía una cena inolvidable.

Había colocado un pequeño arreglo floral de tulipanes blancos para llenar la atmósfera de un aroma fresco y floral. Sabía que eran mis favoritas y las tomó en cuenta, un detalle que para cualquier podría pasar desapercibido, pero, para mí, es una muestra enorme de afecto.

Detrás de los pequeños detalles se encuentran las mayores muestras de amor. Porque eso te indica que te han escuchado, han atendido a cada una de tus palabras.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora