♡Capítulo trece♡

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Azucena: representa la inocencia de un corazón.

...

Era un domingo por la tarde en la floristería, aburrido y exhausto, especialmente si sientes que tu cabeza va a explotar del dolor debido a las cuatro copas de champagne que tomé anoche.

Creo que fueron más, no estoy segura.

Y ese era el problema.

No estaba segura.

Eso significa que recordaba vagamente lo que sucedió. Mi nivel de borrachera no llegó a borrar por completo todo lo que logré hacer, aún así, venían segmentos cortos a mi memoria.

Se que me levante a aplaudir como foca en el gran teatro.

La cara de Rowdy riéndose sobre mis capacidades para soportar el alcohol, el cual tuvo mucha razón, pero, eso no significa que lo aceptaría frente a él.

Bese a Owen.

El mismo que me llevó a mi departamento y se encargó de que descansará tocando mi ukelele.

《¿Qué hiciste Enora?》

-Like a river flows surely to the sea darling, so it goes some things, you know, are meant to be...

Meg entró al taller cantando lo suficiente alto para que pudiera escucharlo, sabía que se estaba burlando de mi.

-Meg, ya basta.

-¿Qué ocurre? Creí que te gustaba la canción -camino hacia mi rebuscando en su bolso -al parecer, te trae buenos recuerdos.

Dijo esto último en un tono burlón, logrando que le lanzará un pedazo pequeño de cinta rosada que sobraba en mi mano.

-Ok, me detengo -se dio por vencida riéndose en mi cara.

-Gracias.

Regrese con las flores, preparandolas lo mejor posible para un pedido. Se mantuvo en silencio por al menos diez segundos, antes de volver a hablar.

-Owen canta muy bien.

-¡Meg!

-¡Es cierto!

Bufé, volteando los ojos caminando hacía los estantes buscando unas tijeras que pudieran apresurar mi trabajo.

-Te recuerdo, que aun no te has dignado en contarme todo lo que sucedió anoche.

-No te he contado porque no hay nada interesante por contar -me excuse pasando por su lado.

-¿Nada interesante? Enora, llegaste ebria y por su fuera poco encontré a Owen sentado frente a ti tocando el ukelele mientras interpretaba una canción de Elvis Presley.

Continúe recortando las cintas, sin embargo, se mantuvo ahí, frente a mí, sin moverse ni un milímetro.

Me atreví a mirarla, tenía los brazos cruzados y sus ojos entrecerrados, como si quisiera extraer cada mínimo detalle que escondía.

Confiaba en Meg, le contaba absolutamente todo, por otro lado, hasta a mi me avergonzaba confesar esto.

Dejé las tijeras sobre la mesa, tomé una bocanada de aire y dije:

-Lo bese.

Alzó ambas cejas al mismo tiempo que apretaba sus labios, asimilando lo que acababa de decir.

-¿Lo besaste?

-Si.

-¿Estás segura? -me apunto aún confundida.

-¡Si!

-Ja... -exclamó dibujando una sonrisa en su rostro.

-No es por lo que crees -la detuve antes de que comenzará a realizar especulaciones -tuvo un ataque de ansiedad y lo bese para que éste cesará, nada más.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora