♡Capítulo dieciséis♡

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Alyssum: En el lenguaje victoriano de las flores, los Alisos son conocidos por significar "valor más allá de la belleza". 

...

Si mi corazón pudiera gritar con plena libertad, el mundo entero escucharía la felicidad que le invade cada rincón, sintiendo cada latido ahora más que nunca. Permitiéndome estar consciente que respiro y vivo de la mejor manera posible.

Este día ha sido espectacular, estoy sonriendo de oreja a oreja y me es imposible dejar de hacerlo. Saludo a la señora Magda quien iba a salir a pasear a su chihuahua, este como era de esperarse, me regaló uno de sus ladridos agudos, es impresionante que aun siendo así de pequeño lograba imponer temor.

Le volví agradecer por tercera vez por haberme recomendado a su nieto para que ocupará el puesto de Meg.

—Es un placer, ya era hora de que se partiera el lomo.

Yo reí al mismo tiempo que me agachaba buscando acariciar la cabeza de Hades, su mascota, en cambio este seguía mostrando sus colmillos, aun así, la alegría que emanaba era tan grande que pese a su desprecio le lanzaba besos.

Amaba a ese cachorro aunque él me odiaba.

—¿Por qué estás tan feliz? Hace mucho no te veía sonreír así.

Me levanté, encogiéndome de hombros.

—La vida no resultó ser tan mala como esperaba.

Aseguré a medida que iba avanzando al ascensor despidiéndome, incluso en la forma de caminar se notaba mi entusiasmo, cada brinco y movimiento de manos, demostraban lo inquieta que estaba.

Quería expulsarlo todo, debía contárselo a Meghan y por supuesto necesitaba escuchar cada detalle de su entrevista. Por otro lado, sabía que al llegar me encontraría con Michael y eso implicaría abordar el asunto que ambos nos ha estado atormentando. Sin embargo, estoy en mi mejor etapa, quería arreglar las cosas y dejar todo atrás, este día era fabuloso y quería que acabará igual.

Además de traerle golosinas a Meg, también me detuve a comprarle un aperitivo a Michael del cual sabía que no se iba a resistir, era mi forma de alzar la bandera blanca en son de paz. 

Demostrar en pequeños detalles lo mucho que los conozco y aprecio.

Era mi lenguaje de amor.

Y nunca me iba a caber el tiempo ni el dinero para demostrarles lo mucho que los aprecio.

El ascensor se abrió y sin darme cuenta, a medida que iba avanzando a mi departamento, comencé a cantar Paper rings de Taylor, recordando como la mano de Owen sostenía la mía al mismo tiempo que cantábamos la canción a todo pulmón.

Debemos aprender a valorar esos momentos que a plena vista pueden parecer insignificantes, pero cuando los vives en carne propia, resultan ser el motor que te impulsa a lograr mejores cosas, la curita que alivia el dolor de tu alma.

Owen para mi, hoy fue esa curita. Y estoy segura que para él también lo fui.

Busqué las llaves en mi bolso, moviendo mi cabeza al ritmo de la música que resonaba en mi mente.

—Pss... Enora.

Me llamaron, a lo que enseguida paré, justo al frente de mi puerta, girando hacia la de Meghan, quien se encontraba asomando su cabeza desde su departamento.

—¡Meg! —grité corriendo hacia ella con los brazos abiertos, dispuesta a darle un abrazo.

—Shhhh.

Me callo de inmediato, colocando su dedo anular en sus labios, yo la observé confundida, esperaba otra reacción.

—Haz silencio o te van a oír.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora