♡Capítulo doce♡

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Flores Silvestres: Esa persona que es libre de espíritu, que no le gustan las ataduras y también son flores que representan la libertad.

...

Owen

Sentía las manos de Enora jugar con mi moño comenzando a tararear una canción que desconocía por los momentos.

Gracias al cielo este edificio contaba con elevador, por lo que no tenía porqué subir las escaleras, tomando en cuenta que su departamento quedaba en el penúltimo piso.

-Sex with me, so amazing...

comenzó a cantar, con más ganas, moviendo sus pequeños pies.

Presione el botón del tablero ocasionando que las puertas se cierren y el elevador comenzará a subir.

-All this all work, no vacation -siguió cantando con su barbilla recargada en mi hombro.

-Veo que te gusta Rihanna.

Note como se detuvo para luego ladear su cabeza observandome mejor. Se quedó así por unos segundos más antes de suspirar pesadamente.

-Eres pésimo captando indirectas.

-¿Eso fue una indirecta?

-Tal vez.

Salí del elevador una vez que las puertas de estas se abrieron. El pasillo estaba despejado, un punto a nuestro favor porque así no tendría que verla en este estado.

La baje con cuidado frente a la puerta de su departamento, está aún manteniendo el equilibrio mareada, busco en su pequeño bolso las llaves sin parar de cantar.

Al encontrar la llave la agitó en el aire antes de introducirlo en el cilindro logrando abrirlo, aunque durante dicho proceso casi se cae por lo que la sujete fuerte de la cintura mientras ella se aferraba a la cerradura, riendo por su torpeza.

-Tranquilo, Owen, estoy en perfectas condiciones-se puso rígida, lanzando su bolso hacia su mueble encaminandose a la cocina -¿Quieres agua?

-Un poco estaría bien.

Me quedé ahí parado en la sala, mientras la detalle desde la distancia, este departamento era pequeño pero acogedor, algo que había notado apenas pise el lugar hace algunas horas atrás. Y por lo visto, Enora siempre procuraba mantenerlo ordenado, cada mínima decoración lo complementa, ella se encargó de eso.

Devolví mi atención a su pequeña silueta intentando alcanzar los vasos en la repisa alta, al no poder hacerlo, quiso subirse sobre la encimera, por lo que corrí de inmediato antes de que alguna tragedia sucediera.

-Déjame a mi -me ofrecí, colocando mi mano en su cintura al mismo tiempo que extendía mi brazo alcanzando los vasos de la repisa.

-Podría haberlo hecho yo sola -aseguro aceptando los vasos, notando la cercanía de nuestros cuerpos.

-¿Trepando por las repisas? -comente burlón, conectando mi mirada con la suya.

-Por desgracia no todos medimos dos metros de altura.

Se separó de inmediato, impidiendo a toda costa que sus ojos se encontrarán con los míos.

-Se dice Gracias -ataque mientras la observaba llenar los vasos con agua del grifo.

-Esa fue mi manera de agradecerte.

Me entregó uno de los vasos el cual acepté, tomando de aquel líquido refrescante. Por otra parte, no pude evitar mirar sobre el rabillo del ojo a Enora, concentrada en un hilo que sobresalía de la falda de su vestido.

Las ventajas de un corazón roto [Finalizado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora