33. the day will come when you wont't be

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El auto paró en seco cuando atravesamos las puertas de Alexandria, me incorporé rápidamente y bajé del vehículo.

Todos los que no habían venido con nosotros se encontraban allí, preocupados por lo que pudiera haber pasado.

-Dalia, ¿estás bien?.-Tara tocó mi brazo y le di un manotazo para después irme hacia mi casa.

Caminé por las calles de la comunidad mientras sollozaba en silencio mientras que la escena de Negan aplastando las cabezas de mis amigos se repetía en mi mente, me iba a atormentar de por vida, y lo sabía a la perfección.

Abrí la puerta de casa con mi mano temblorosa, la cerré de un gran portazo, subí las escaleras de forma rápida y me adentré directamente en la habitación de Daryl.

Al abrir la puerta todo su aroma característico inundó mis fosas nasales, eso me provocó nostalgia, como si le tuviera cerca pero en realidad no era así.

Me adentré en su baño, agarré una de sus camisas además del chándal que él usaba para dormir.

Abrí la llave de la ducha y comenzó a caer agua de esta, me despojé de toda mi ropa y me metí bajo la lluvia artificial, limpiando la sangre y la tierra de mi cuerpo, miré hacia abajo pensando en lo que había pasado hace unas horas, no podía creerlo.

Había conocido a mi padre, que resultaba ser un asesino, había perdido a Marco y a Glenn para siempre además de Daryl, tenía pocas esperanzas de volver a verle.

Agarré el champú y el gel de ducha para comenzar a lavarme.

(...)

Envolví mi cuerpo en una toalla y mi cabello en otra, me puse la ropa interior y me miré al espejo, tenia magulladuras en mis brazos y mi abdomen, Negan era el culpable ya que me tiró al suelo con una fuerza descomunal. Toqué esas zonas y una mueca de dolor se posó en mi rostro.

Terminé de vestirme y recogí mi cabello en una trenza desaliñada como siempre.

Escuché unos golpecitos en la puerta.

-¿Dalia?

Abrí la puerta y me encontré a Merle.

-¿Pasa algo?.-Pregunté cansada.

-Vamos a hacer un funeral, tenemos que enterrarles.

-No voy a ir.

-Dalia, son tus amigos, no...

-¡Por eso mismo no quiero ir!.-Exclamé.- No voy a permitirme ver como entierran a mis amigos, eso es torturarme Merle. No sé si lo entiendes pero ahora mismo tampoco me importa. Quiero estar sola, vete.

-Luego nos vemos.

Cerré la puerta y comencé a temblar, otra vez no porfavor, dejé resbalar mi espalda por la puerta hasta caer rendida al suelo, enterré mi cabeza entre mis rodillas mientras lágrimas caían de mis ojos.

Luego de unos minutos me incorporé e intenté respirar profundamente tres veces, como mi abuela me había enseñado.

Cuando logré calmarme me levanté despacio y caminé hasta la cama de Dixon, me senté en el borde de esta y vi como los cajones de la mesilla de noche no se cerraban bien, los abrí, necesitaba encontrar algo.

Cigarros.

Agarré una de sus cajetillas junto a un encendedor, lo posé sobre mis labios y comencé a inhalar todo el tabaco que cabía en mis pulmones para después expulsarlo, se sentía tan bien...

Lo echaba de menos, mis reservas se habían acabado y nadie me daba ya que cuando me fumaba uno no podía parar.

Lo apagué en el cenicero cuando estaba prácticamente terminado, continué rebuscando en sus cajones, no buscaba nada en especial., simplemente curiosidad. Cualquier cosa que me pudiera recordar a él estaría bien.

𝐒𝐂𝐀𝐑𝐒 - 𝐝𝐚𝐫𝐲𝐥 𝐝𝐢𝐱𝐨𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora