- Traje algunos de estos también.- Habló Sabrina entrando en mi habitación.
Habíamos quedado en que ella dormiría en mi casa, tenía que contarle varias cosas.
Sonreí levemente. - Genial, ven aquí.- Murmuré palmeando el lado izquierdo de mi cama. Esta se recostó.
- ¿Qué es lo que me querías decir?- Preguntó Sab.
Me apoyé en el cabecero de la cama.- El otro día fui de caza junto a Daryl, y hubo un punto en el que nos separamos un momento.
Asintió y proseguí. - El caso es, que sentí que me vigilaban. Pensé que estaba loca hasta que cuando volvimos, me encontré a Marco. Dijo que a él le había pasado lo mismo las veces que había salido.
- ¿Rick lo sabe?
Negué.
- Lo tiene que saber.
Asentí poco convencida.- Se lo diremos.
- ¿Y lo otro?.-preguntó impaciente.
Solté un suspiro agachando la cabeza.
- Dalia, ¿qué ocurre?
- Lo hice, Sabrina.- Subí la manga de mi camiseta mostrándole mis cicatrices.
- ¿Por qué hiciste eso?.- Sollozó mientras me miraba preocupada.
- Hace unas semanas, recuerdos de la muerte de mis tíos y mi prima no para de pasar por mi mente. Me siento culpable. - Comencé a llorar, por lo que Sab me rodeó con sus brazos, atrayéndome hacia ella.
Acariciaba su cabello mientras lágrimas caían de sus ojos. - No fue tu culpa, Dal. Nada de eso lo fue.
Negué sorbiendo mi nariz. - Le prometí que Lena estaría bien y les fallé.
Me abrazó con más fuerza mientras empapaba su hombro de lágrimas. - Viví engañada tantos años, pensando que ellos eran mis padres.
- Todo va a estar bien, estoy aquí.
- No tengo familia.- Murmuré entre hipidos.
Acarició mis brazos levemente. - Me tienes a mi, Dalia, yo soy tu familia.
(...)
Me encontraba sentada al lado de Daryl mientras jugaba con mis dedos con nerviosismo.
-¿Estás bien Dalia?
-Se lo he contado a Sab
Este se pegó más hacia mi.-¿Qué te ha dicho?
-Nada nuevo, lo mismo que tú.
-¿Entiendes porque nos preocupamos tanto verdad?
No respondí, bajé mi cabeza.
-Niña.-Le miré expectante.- Te lo digo porque me importas y no quiero que te hagas daño, nunca más, habla con quien sea la próxima vez que se te pase por la cabeza.
-No quiero preocuparte...
Esta paso las manos por su cara desesperado.-Joder Dalia, te quiero demasiado como para perderte por unas putas autolesiones. No quiero verte sufrir pero prefiero eso antes de ver tus muñecas sangrando.
-Te quiero Dixon.-Me desmoroné y este me acogió entre sus brazos, lloraba en su pecho.
Este siseaba en mi oído.-Todo estará bien niña, te lo prometo.
Realizaba pequeñas caricias en mi espalda, estaba tranquila entre sus brazos.
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