Capítulo 23

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—Kima—Habla Gabriela al ver a la chica al final de las escaleras.

—¿Qué es eso?—Cuestiona la rubia intentando distraerla.

—¡Kim! ¡No huyas!—Vuelve a hablar deteniendo el escape de la chica.—Vamos, ¿dónde está Majo?

—Eh... Está en la cama. Majo está durmiendo. Es hora de dormir. ¿Por qué no estás acostada?—Empieza a divagar impidiendo que la mujer mayor pueda subir.

—¡Sal! ¡Déjame pasar!

—No.

—Anda, la levantaré de la cama.—Dice Gabriela y Kim comienza a reír nerviosa, delatándose.—¿Dónde está  María José?

—Majo, ¿Dónde está? Aquí no está. Majo fue a trabajar, no está aquí. Trabaja mucho.—Balbuce la rubia.

—¿No estaba durmiendo?

—¿Estoy bien de la cabeza? ¿Me crees? Olvídalo.

—Kim, Daniela no vino. Ayer Majo estaba triste y deprimida. Y tú me estás escondiendo algo.—Afirma Gabriela muy segura.—Me lo dirás ahora.

—Uff, ya no puedo ocultarte nada.—Dice Kim resignada.—Ven, siéntate.—Pide señalando un pequeño puff junto a las escaleras.—No debe haber secretos entre nosotras.

—Está bien, dime.

—María José me matará.—Murmura para sí misma. Porque hará justamente lo que la morena pidió que no hiciera: Contarle a su tía.—Majo y Daniela rompieron. Majo fue a regresarle el anillo.

—¿De qué hablas? ¿Qué sucede? Cuéntamelo ya.

—No hay por qué alarmarse. Ellas discutieron. Sucedió algo con los diseños que Daniela le dio a Majo para llevar al notario. Parece que los robaron. Y Daniela culpó a María José del robo.

—¿Daniela dijo que María José era una ladrona?—Cuestiona Gabriela molesta.—¿Daniela Calle? ¿La mujer que es su prometida?

—No es la gran cosa.—Intenta calmarla la rubia.—No le digas nada a María José, ella no te dijo para no molestarte.

—¿Cómo se atreve? No tiene derecho a llamar ladrona a María José, ¡Se lo dije! ¡Le dije que no lastimará a mi Majo!—Vuelve a gritar más molesta que antes.—¡No lo hará! ¿Cómo que ladrona?

—Estoy asustada, mejor me voy lentamente.—Exclama Kim poniéndose de pie.

—¡Vete! ¡Vete, ya!

—Mientras tanto, te diré algo antes de irme.

—¿Qué?

—Julián vendrá a centar esta noche. Dijo que llamaría para darme una tarea y me la dio ¿no?

—Sí.

—Te llamaré más tarde ¿está bien?

—Sí, vete.—Pide la mujer al borde del colapso y la rubia sale de inmediato de la casa.

—¿Cómo se atreve a llamar ladrona a María José?—Murmura Gabriela  enojada al quedarse sola.

(...)

Fuera de la casa de Juan Pablo, ambas mujer vuelven a "enfrentarse" por el chico. Y el rubio ya sin muletas, al no saber que hacer, aprovecha el momento de distracción de ambas, para dejarlas solas y tomar un taxi para irse a la odicina. Ninguna dice nada y se miran fijamente mientras se suben a sus respectivos autos.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora