Capítulo 55

2.6K 127 3
                                    

María José se prepara un café en la sala de descanso, en un intento de canalizar toda su molestia, más que sentir dolor u otro sentimiento, se sentía decepcionada, no entendía porque insistía tanto en Daniela, cuando ella ya le había dejado claro que no le importaba.

—María José...—Murmura Daniela acercándose a ella.—¿Podemos hablar?
—Busca tú a la persona que conspiró en tu contra. Yo me retiro. Con permiso.—Responde la morena intentando pasar por su lado.
—¡María José! Hablemos un momento.—La detiene agarrandola del brazo.
—¿Te das cuenta...de la posición tan incómoda...en la que me pones frente a todos? No sé de qué más quieres hablar.
—Estabas siendo injusta con ella, Laura no tiene nada que ver en esto.
—Es cierto, el problema eres tú, Daniela.—Sisea María José con rabia.—Proteges a las otras personas, y a mi me alejas como si fuera un mueble viejo. Me hieres. Es obvio que no te importo nada, ni siquiera un poco.
—Estás muy equivocada. Las cosas son muy diferentes. Quiero decirte...que para mí nadie es más valioso que tú.—Admite Daniela con sinceridad.
—Vaya, que bonita forma de valorarme, gritándome frente a Laura. O alejándome de tu vida por tu trabajo. ¿Así es cómo me valoras?—Le reclama pero la castaña se queda callada.—Y todavía hay algo que no comprendo...después de todo lo que te ha hecho, ¿cómo puedes ser tan cuidadosa, protectora y amable con ella, y tan cruel y despiadada conmigo? ¿Qué te he hecho?
—No me enamoré de ella. Nunca la amé. ¿Me entiendes?—Replica Daniela.—Por eso no soporto seguir viéndote en la oficina.
—¿Prefieres que me vaya?—Pregunta María José en voz baja, pero la castaña nuevamente guarda silencio.—Tienes miedo porque tienes a la mujer que más te ama.—Dice mirándola fijamente.—Con permiso.
María José no espera una respuesta y se va de ahí, dejándola sola. Y para Daniela era cada vez más difícil seguir sin decirle la verdad, sin decirle la verdadera razón por la que la dejó, porque no fue por falta de amor, nunca ha estado en sus planes lastimarla, pero lo que no calculó fue el daño colateral que ha terminado por lastimarlas a ambas.
(...)
—¿Cómo estás?—Saluda Andrew hablando por teléfono con la persona, aún desconocida para todos.—En verdad, entiendo. Jamás imaginé que llegaría a esto. Esteban tiene pensado demandarnos. Daniela sospecha de mí. Está haciendo una investigación. Está bien, yo me haré cargo. Adiós.—Finaliza la llamada y suspira frustrado.
(...)
—¿Ya listo, Juan Pablo?—Pregunta Daniela entrando en su oficina.
—Sí. ¿Qué vas a hacer?—Replica el rubio.—Ya tengo listo al equipo. Empezamos la reparación en una hora. No te preocupes.
—¿Empiezas la reparación en una hora?
—Sí.
—¿Y tú que estás haciendo aquí?—Le pregunta al pelinegro.
—Pues...—Intenta responder Kevin.
—Como sea, ya tenemos los vídeos, ¿podemos verlos?—Interviene Mariana.
—Justo los estábamos revisando, pero son muchos videos.—Responde Juan Pablo.—Aunque los estamos viendo a velocidad acelerada, pero son de varios días y semanas.
—Tenemos que revisarlos todos. Maldición, ¿por qué sigues aquí?—Vuelve a reclamarle al pelinegro.
—Kevin, retírate. Anda, márchate.—Pide Juan Pablo y Kevin hace caso de inmediato.
—No lo soporto.—Admite la castaña.—Revisen los vídeos, pero lo que más me importa es otra cosa. Yo sé quién lo hizo. Fue Andrew. Así que quiero él esté presente. Ustedes obsérvenlo, por favor.
—Está bien. Lo vamos a observar.—Acepta el rubio.
Andrew ingresa a la sala grupal y se acerca de inmediato a la morena.
—¿Andrew,pudiste hablar con Esteban?—Le pregunta María José
—Lo hice. Tratamos de llegar a un acuerdo.—Replica el ojicerde.
—Está bien. Entonces ya me voy.
—¿Terminarás a tiempo los diseños?
—Trabajaré toda la noche.
—Suerte.
—Hasta luego.—Se despide la morena para irse a su casa.
Mientras que Mariana se lleva al ojiverde para ir a revisar los vídeos.
—¿Poché?—La llama Kim cruzándose con ella en la puerta de la sala grupal.
—Hola, Kim.—Replica María José.
—Me enteré de que volviste a la universidad.
—Ya regresé.—Le cuenta emocionada.—Primero iré a casa, tomaré una ducha, luego iré a clases y después a trabajar en la biblioteca.—Murmura justo en el momento en que Daniela pasa junto a ellas.
—Qué bueno.
—¿Por qué no vienen todas?—Propone María José.
—Me encantaría. Llamaré a las demás.—Replica la rubia.
—Perfecto.
—Voy por mis cosas.
—De acuerdo.—Responde María José siguiendo a su amiga.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora