Capítulo 108

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María José bebé una taza de té, mientras intenta no volver a llorar, pues se sentía exhausta, tener que fingir estar bien, se había vuelto cada vez más difícil. Por su parte, Daniela, en aquella cafetería que ella y la morena habían adoptado como suya, juega con el collar entre sus manos, imaginando que es su rostro el que acaricia.

Mientras que, Laura, revisa en su celular las fotos que tiene con Daniela, de esos momentos en los que eran solo ellas dos y realmente sentía que había amor, no como ahora, que una vez más tenía que rogarle. Sintiéndose impotente, porque nunca sería María José.

Santiago, en su cafetería, se mide el traje que usara para la boda, sintiéndose feliz y seguro de que por fin tendría a la mujer que ha amado durante toda su vida.

Eran cuatro personas, que tenían sus vidas conectadas, sin embargo, solo dos de ellas tenían bondad en sus corazones, pues los otros dos solo actuaban desde el egoísmo para poder estar con las personas que aman, sin importar las consecuencias.

(***)

Oliver marca el número de Daniela, para poner en marcha su parte del plan.

—¿Qué pasa, Oliver?—Murmura la castaña, atendiendo la llamada.

—Señorita Daniela, es la señora Mafe. Tiene que venir.—Dice el chico, fingiendo desesperación.

—Oliver, ¿qué le pasó a mi mamá? Dímelo con calma.—Pide Daniela.

—Algo le pasa. Se encerró en su cuarto y no la puedo sacar.—Le explica.

—Pero cálmate y dime qué pasó.

—Como no puedo entrar, no sé qué pasó.—Contesta el chico.—Si se vuelve a encerrar, no la podremos sacar.

—Bueno, ya voy. Tú tranquilo, y trata de hablar con ella.—Dice la castaña antes de finalizar la llamada.

Y Oliver sonríe feliz antes de hablarle a su jefa.

—Ya viene.—Le avisa.—¿Está lista para la actuación?

—¡At, Daniela! No quiero salir. Este mundo es horrible.—Exclama fingiendo estar angustiada.—¿Qué tal lo hice?

—Tiene talento natural.—Admite Oliver.

—Mira esto.—Vuelve a hablar Mafe.—¡Daniela, déjame sola!—Grita y se lanza al sofá para que vea su actuación.—Digna de un Óscar, ¿o no?

—Por supuesto, yo le daría un Óscar.—Le asegura el chico.

En la casa de la morena, ella y las chicas comen un trozo de pastel que preparo Gabriela en un intento de subirle el ánimo.

—Esto es inaceptable.—Se queja Kim.—¿Y esas caras largas? Anímense un poco, por favor.—Les pide.

Gabriela se encoge de hombros antes de responderle.

—Estaba perdida, pensando.—Le dice.

—Yo estoy bien, Kima, no exageres.—Responde María José.

—Si no te conociera, quizás me lo creería.—Contesta la rubia.—Pero si solo te jaló un poco el pelo.—Dice y la morena la mira con seriedad.

—¿De qué habla?—Pregunta la mujer pelinegra.

—No fue nada, tía.—Le quita importancia la morena.

—Eso no está bien. Para nada, Gabriela.—Dice Kim.—Daniela "robot" Calle sigue sin recordar a María José. ¡No la recuerda!—Sigue hablando.—Ya no sé qué hacer, estoy muy enojada con ella.

—No te enojes, porque tienes razón. Ya no puedo hacer nada.—Responde María José.

—Pero, seguramente, hoy te recordará.—Murmura Gabriela en voz baja.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora