Capítulo 115

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—Anda, mamá. Anda, mamá.—Se queja Daniela mientras espera a que su madre baje para que puedan irse a la casa de su novia.

—Sé que te hice esperar.—Se disculpa María Fernanda.—¿Te gusta mi vestido? ¿Qué opinas?—Le enseña su atuendo, el cual consiste en un vestido largo de color negro, con escote circular, las mangas hasta la mitad del brazo, acampanado en la parte inferior, complementado con un cinturón y joyas de plata en el cuello y las muñecas.

—Hermoso, muy hermoso.—Admite la castaña.—Mamá, ¿necesitas arreglarte tanto? ¡Todas esas joyas! Solo vamos a casa de María José.—Sigue hablando.

—Después de todo este tiempo, tenemos una bonita reunión. Nos vamos a divertir.—Se defiende la mujer rubia.— Claro que me voy a arreglar. Me voy a vestir bien.

—Yo también estoy listo.—Informa Oliver entrando a la sala.

—¿Lo estás?

—Sí, ¿cómo me veo?—Les pregunta a ambas, enseñándole su atuendo. El cual consiste en un pantalón de vestir de color beige, una camisa de color gris y unos suspensores de color negro.

—Como siempre, te ves igual que siempre.—Responde Daniela.

—Pero hoy me puse tirantes.—Replica el chico.

—Ah, disculpa.

—Está un poco oscura.—Dice María Fernanda.

—Y usted parece una joyería andante.—Contraataca Oliver.

—Mi vestido es oscuro y negro. ¿Nos cambiamos?

—Mejor.—La apoya el chico.

—Está bien, ustedes decidan, yo voy a boxear un rato.—Avisa la castaña e intenta irse.

—¿Boxear? No seas tonta, vas a sudar.—La detiene su madre.

—¿Acaso quiere llegar toda sudada?—Cuestiona Oliver.

—Mientras ustedes se cambian, yo me bañaré y estaré lista. ¿Está bien?

—No, no, no.—Niega María Fernanda.—Mejor haz café.—Le pide a su asistente.

—El café ya está listo.—Responde el chico.

—No quiero café, voy a boxear.—Contesta Daniela y camina hacia la puerta para irse.

María Fernanda le da una señal a su asistente y él se tira al sillón como si se hubiese desmayado.

—Oliver se nos desmayó. ¡Daniela!—Le grita "alarmada".

—De verdad no puedo con todo esto, mamá.—Suspira rendida la castaña.

—Oliver...—Murmura la mujer rubia intentando "despertarlo".—¿Puedes ir a la cocina y traerle un vaso de agua?

—Doctor...¡Doctor! Lo que necesita es un psicólogo.—Replica Daniela y vuelve a caminar hacia la puerta.

Por lo que a ambos no les queda otra opción que ponerse de pie para ir detrás de ella y que finalmente irse a la casa de la morena.

(***)

—No sabía qué hacer.—Murmura Gabriela colocando los cubiertos en la mesa, con ayuda de Kim y Paula.—Cuando rechazaste la propuesta de Daniela me dije: "¿Qué le pasa a esta niña?". —Sigue hablando.—En fin, por fortuna, ya están bien.

En cambio, María José se mantiene sentada en una de las sillas, con la mirada perdida en el suelo, sumida en su tristeza, sin prestarle atención a nadie.

—Y como dice María Fernanda, su amor es inmenso.—Vuelve a hablar Gabriela.—Nada ni nadie podrá afectarla ni separarlas nunca más.

—Exacto, nada podrá separarlas nunca más.—Responde la rubia en un intento de que la distracción de su amiga pase desapercibida.

¿Será que es amor? - Caché Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora