-¿Qué onda?- saludó alguien apretando sus hombros, Julián se sobresaltó pero aún así se giró viendo a su compañero de guerritas.
-Hola- rió después del susto, rondaban las tres am.
-¿Qué haces acá?- se subió en la mesada.
-Cuti está en la pieza de nuevo- rió bajo, ya tenía confianza con el otro cordobés pero no quería interrumpir lo que fuese que estuviere pasando en su habitación.
-Bajonazo- rió.
-¿Y vos?-
-Tengo un hambre zarpada con esto de que no cenamos- admitió abriendo la heladera.
-Cocinate una milanesa- contestó simple, era lo más fácil de hacer y lo único que había en la heladera aparte de agua.
-Una vez hice una y quemé un repasador y la milanesa, paso- rieron.
-Si querés te la preparo yo- propuso Julián y el otro aceptó con facilidad.
Puso la sartén al fuego, aceite a esta y tiró un pedacito de pan rallado al aceite para verificar que este estuviese caliente.
Después de ver como pequeñas "burbujas" rodeaban aquel pedacito puso la milanesa, Enzo miraba todo con atención.-Un olorcito- "halagó" Enzo haciendo reír a Julián.
-En un ratito está- asintió dando vuelta la milanesa.
Y después de unos minutos la milanesa ya se encontraba en un plato con Enzo al frente.
-Que rico- dijo haciendo reír una vez más a Julián, quien aún se quedaba en la cocina haciéndole compañía.
Después de que Enzo comiera y dejara las cosas en la bacha, ambos subieron mirándose y de vez en cuando reían en voz baja cuando sus miradas se cruzaban en la oscuridad.
-Nos vemos mañana- le sonrió Julián.
-O sea hoy más tarde- rió el otro y cada uno fue a su habitación.
Julián, al entrar, se encontró con Lisandro durmiendo por lo que solo se acostó pensando en qué sucedía entre el cordobés y Martinez.
[...]
-Juli levantate- lo movió con delicadeza Lisandro quien aún bostezaba.
-Tengo sueño- balbuceó el otro aún en la cama.
-Dice Paulo que si no nos levantamos nos deja sin comer así que apurá- rió bostezando y bajó mientras se ponía una remera.
-Qué fiaca- dijo para sí mismo mientras se refregaba el rostro. Aún así bajó, no quería perderse la comida.
-¡A comer!- gritó Paulo, realmente era toda una madre.
-La mamá del grupo- rió Cuti molestándolo, ligó un golpe de parte del otro cordobés.