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Julián se despierta y se estira en su lugar, viendo como pequeños rayos de luz solar caen sobre el rostro de Enzo

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Julián se despierta y se estira en su lugar, viendo como pequeños rayos de luz solar caen sobre el rostro de Enzo. El mismo tiene el rostro relajado, sus labios están entreabiertos como de costumbre cuando duerme y se nota que está descansando.
Recuerda la primera vez que durmieron juntos y el desayuno que Enzo le preparó ese día, al recordar aquello decide tener el mismo gesto por el morocho.

Se levanta con suavidad, sacando el brazo de Enzo que rodeaba su cintura y camina hasta la cocina.
Saca la caja de leche de la heladera y sirve del contenido en una taza. Le prepara la chocolatada sin ponerle azúcar, a pesar de que Enzo le agregue, y saca un paquete de galletas poniéndolo en un plato.

Después de poner su no tan elaborado desayuno en una bandeja camina a la habitación que compartió con Enzo la noche anterior.

-Arriba nene- habla el castaño moviendo a Enzo con suavidad.

-Un ratito más- balbucea Enzo y Julián ríe.

-Te hice la chocolatada, dale- pide Álvarez y Enzo se gira mirándolo con su mejor cara de dormido, pero aún así con su sonrisa brillante.

-Sos un sol- habla Fernández con los ojos achinados.

Julián baja la mirada a la bandeja y sonríe levemente aunque para sus adentros es una sonrisa efusiva.

-Bueno, tomá la choco que te preparé con todo mi esfuerzo- pide Julián después de un momento y Enzo ríe bajo agarrando la taza.

-Con todo tu amor también, ¿No?- pregunta antes de llevarse la taza a la boca.

-Sí, Enzo- rueda los ojos. -Con todo mi amor- agrega y se lleva una galletita a la boca.

Fernández sonríe victorioso y degusta el desayuno que le prepararon.
La primer comida del día es tranquila, charlan de vez en cuando y sentir que compartir desayuno entre ellos ya es algo cotidiano hace que el corazón de Julián salte de alegría.

-Tengo ganas de seguir haciendo fiaca- admite Enzo aún acostado.

-Desayunaste en la cama, vago de mierda- se ríe Álvarez. -Dale levantate- le estira la mano y Fernández cierra los ojos fingiendo haberse dormido. -Sos un boludo, ahora te quedas solo acá- dice levantándose de la cama.

Camina hasta la puerta y escucha a Enzo putear por lo bajo mientras se levanta también.

-Llevá la taza a la cocina- pide Álvarez saliendo de la habitación.

Enzo hace lo pedido caminando atrás del castaño y su pecho siente ese calorcito inigualable cuando está con Julián.
Ese calorcito que lo hace sentir que todo está bien, que no hay nadie más que ellos dos, que sentir eso que siente está bien.

-¿Te gustó el desayuno?- pregunta Álvarez apoyándose en la mesada.

‐Obvio que me gustó, ¿Sos tarado?- pregunta Enzo mirándolo con su característica sonrisa.

𝗦𝗨𝗠𝗠𝗘𝗥 𝗛𝗢𝗨𝗦𝗘; 𝗲𝗻𝘇𝗼 𝘅 𝗷𝘂𝗹𝗶𝗮́𝗻 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora