-Anoche me comí una que 'taba mi-a-mor- dice Enzo y Lisandro posa su vista en Julián, que parece un tomate.Se picó todo piensa el entrerriano.
-¿Rubia o morocha?- le pregunta Nahuel en broma.
-Castaña- responde con una sonrisita al estilo Fernández.
Julián estaba totalmente rojo y Lisandro miraba la escena impactado por lo que oía, creía que a Enzo realmente le gustaba su amigo.
Las conversaciones siguieron su curso y el desayuno fue bastante rápido para lo que solían tardar. Realmente tenían que apurarse si querían que el tío de Joaquín les prestara su yate para boludear solamente por ese día.
Todos armaron sus mochilas playeras con toallones y lo que creían necesario para después dividirse en taxis hasta una parte más lejana de la playa; donde el tío de Joaquín tenía el vehículo.-Tenemos más plata ahora así que vayan de a tres en los taxis, no hace falta que se amuchen- comenta el dueño de la casa haciéndolos reír.
Cristian se había ido con Nahuel y Joaquín, por lo que a Lisandro no le quedó de otra que subirse al mismo taxi que Julián y Paulo, que incómodo.
Martinez le había rogado con la mirada a su novio para intercambiar lugares, pero Romero estaba convencido de que tenía que hablar con Julián para poder definir qué sería de su relación.
Dybala se había sentado en medio de ambos con tal de cortar la tensión, pero había tomado la peor decisión. Había quedado justo en medio de toda esa vibra rara y negativa, de conflicto y dudas.-Ya casi llegamos- comenta Dybala acomodando su piloso negro, miró a ambos pero ninguno emitió algun sonido. -¿Queda mal si invito a Ro y Lean?- pregunta.
-No, Pau- responden a unísono y odian estar tan conectados en este momento.
El taxi frena frente a una casa pequeña pintada de azul marina y después de pagar los tres bajan del taxi.
Joaquín les pide que esperen afuera y después de hablar con su tío dentro de la casa sale con llaves en mano.
Capaz terminaba en un desastre todo, pero iba a ser divertido.-Fa, me siento cheto- comenta Enzo haciéndolos reír.
Si eran honestos todos se sentían igual, en su vida creyeron subir a un yate. Joaquín estaba forrado en plata y todos lo sabían.
Habían preparado sanguchitos de milanesa antes de partir por lo que no se preocupan de preparar almuerzo. Al llegar del viaje sabían que durante largas semanas no iban a comer milanesas.-Llegaron mis chicos, ya vuelvo- avisa Paulo sonriente y se marcha del lugar.
El sol está fuerte pero no los priva de divertirse en el mar ni de joder por ahí, todos la están pasando bien a excepción de uno. Su cabeza va a mil pensando en lo que nadie está pensando. Tal vez para el resto falta mucho para que eso termine, pero Lisandro sabe que quedan días de ese viaje y aún no arregló las cosas con Julián.