Un fuerte pinchazo en mi brazo me hizo saltar y miré hacia abajo para ver a Sam frunciéndome el ceño, bajando su mano desde donde me había pellizcado.
-¡Dan, no me ignores! ¿Qué sucede? Parece que acabas de ver un fantasma o algo así. -Dijo, mirándome con una mezcla de irritación y preocupación.
Miré hacia atrás para ver que Max ya no estaba a la vista. Probablemente había huido una vez que mi atención se desvió. Suspiré y volví a mirar a Sam, dándole una sonrisa de disculpa.
-Lo siento, solo pensé que vi algo... y no creo que fuera un fantasma. -Bueno, al menos esperaba que no.
Sam miró en la dirección en la que yo había estado mirando, antes de volver a mirarme.
-No vi nada. -Ella dijo.
Me obligué a soltar una risita.
-Lo sé, y lo siento, pero como dije, pensé que vi algo, no es que lo hubiera hecho.- Mentí.
Sam asintió lentamente en comprensión antes de que sus ojos miraran detrás de mí y una sonrisa estallara en su rostro.
-¡Nuestro viaje está aquí! -dijo y pasó corriendo junto a mí hacia el elegante auto negro que se detenía en la acera.
La seguí, lanzando una última mirada cautelosa alrededor del patio de la escuela, buscando cualquier señal de Max, antes de subir al auto detrás de Sam. Extendí la mano y cerré la puerta del auto detrás de mí, girándome para mirar por la ventana con el ceño fruncido.
-Dan, en serio, ¿qué pasa? -Sam preguntó mirándome con ojos suplicantes que simplemente me rogaban que le abriera mi corazón.
Suspiré y froté ligeramente la parte de atrás de mi cabeza.
-Realmente estoy estresado y cansado. -Le dije en voz baja antes de forzar una sonrisa débil en mi rostro. -Pero estaré bien una vez que lleguemos al lago, lo prometo. -Le aseguré, no queriendo que se preocupara demasiado por mí.
Sam me dio una sonrisa triste.
-Casi suenas como nuestro viejo amigo... Danny. Aquel del que te hablé. Siempre intentaba que dejáramos de preocuparnos con una promesa. Ustedes dos se parecen en algo más que el nombre, -dijo, estudiando mi rostro.
Aparté la mirada de su mirada inquisitiva y miré el suelo bajo mis pies.
-¿En serio? Nunca me contaste mucho sobre él. Cómo era... o qué pensabas de él... -dije, con la esperanza de intentar iniciar una pequeña conversación lejos de mí, pero... en mí al mismo tiempo. Irónico, ¿no?
Sam observó mi rostro por un momento antes de asentir y desviar la mirada hacia la ventana.
-Danny Fenton era... un chico extraordinario. Era divertido, inteligente y decidido. Y si a eso le añadimos su incapacidad para dejar que alguien saliera lastimado, lo que llamamos su Complejo de Héroe, era único. -Dijo con un tono casi melancólico. -Era uno de los pocos niños que conocí que me aceptaba por lo que era y por mis creencias. Tucker y yo nos llevamos bien, pero... simplemente no me entendía como lo hacía Danny. A Danny siempre le gusta ver las cosas desde diferentes perspectivas para saber a lo que se enfrentaba y si había una forma posible de resolverlo sin derramamiento de sangre.
Levanté la vista hacia su rostro y la observé con gran atención mientras me describía mi pasado. Sinceramente, me sorprendió que pensara tanto en mí y que siempre viera lo mejor de mis cualidades. Nunca pensé que me había visto de esa manera. Siempre había pensado que para ella solo era un adolescente ingenuo con extraños poderes al que sus padres odiaban.
ESTÁS LEYENDO
El aprendiz del Maestro del Tiempo
أدب الهواةDanny murió y se convirtió en un fantasma completo y ahora está trabajando como aprendiz de Clockwork. Cuando Clockwork ve los problemas en el Reino Humano dos años más tarde, envía a Danny de vuelta a Casper High como un nuevo estudiante llamado Da...