2. MI FAMILIA MUGGLE o EL PEQUEÑO DE LA MANADA

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Draco Malfoy, el personaje por el que me haría más famoso, era hijo único, nacido en el seno de una familia fría y brutal. Mi propia familia no podía ser más diferente. Unida, cariñosa, caótica y solidaria, fue el centro de mis primeros años de vida. Soy el menor de cuatro hermanos y, antes de presentaros a mis padres, quiero hablaros de mis tres hermanos. Cada uno de ellos influyó profundamente en mí de diferentes maneras, y yo habría sido un personaje muy diferente sin ellos. Mis hermanos te dirán que soy el pequeño de la manada. Al menos, eso es lo que solían decirme amablemente. (Creo que bromeaban, pero ya sabes cómo son los hermanos.) Soy el menor de los cuatro. Jonathan, Christopher y Ashley vinieron en racimo, tres chicos en el espacio de cuatro años. Luego hubo seis años de descanso para mi madre antes de que yo llegara el 22 de septiembre de 1987. Así que, desde el momento en que llegué al mundo, tuve tres hermanos mayores para mantener mi culo fuera del sofá y mis dedos lejos del mando de la tele. Tres hermanos mayores para intimidarme con amor. Tres hermanos mayores para bromear con que llegué tan tarde no porque fuera una ocurrencia tardía, sino porque en realidad era el hijo del lechero. (Eran, y siguen siendo, considerablemente más grandes que yo, todos de más de dos metros y construidos como edificios de ladrillo). En resumen, tres tíos mayores que me mantenían en mi sitio, lo cual no está nada mal para un niño que está a punto de embarcarse en una carrera de mago. Mis hermanos no sólo me llamaban "enano". Si se sentían generosos, también me llamaban "gusano". Pero no todo era malo; cada uno de ellos ejerció una enorme influencia positiva en mí a lo largo de mi inusual infancia, aunque de formas ligeramente distintas. 

Jonathan -le llamamos Jink- es el mayor y, en su día, fue quien primero me enseñó con el ejemplo que era guay sentir pasión por las artes. Jink era el que tenía un póster de Oasis en la pared y una Stratocaster negra -o al menos una imitación de una Strat- en la habitación. Le gustaba la música, cantar y actuar, actividades a las que no siempre se anima a muchos niños. Si no hubiera sido por Jink, me habría pasado lo mismo. Cuando yo era muy pequeño, él iba a clases de interpretación y yo iba con mi familia a verle actuar. Los actores no eran más que chavales, ninguno de ellos superaba la adolescencia, y seamos francos: no eran espectáculos profesionales. Jink es ahora quiropráctico -un talento desperdiciado, como me recuerda a menudo-, pero también es un tipo profundamente creativo. Recuerdo haberle visto en musicales como South Pacific, West Side Story, Guys and Dolls y, sobre todo, Little Shop of Horrors. Sentado en esos auditorios, con los ojos muy abiertos, aprendí una lección importante y formativa: no era raro hacer estas cosas y parecía divertido. Ver a mi hermano mayor ahí arriba me enseñó que está bien querer actuar, sin importar lo que piensen los demás. Así que, muy bien, Jink. Lo que nos lleva al hermano número dos.

¿Chris? Todo lo contrario. "¡Actuar es patético, hermano! ¿Bailar? Que te jodan". Chris es el segundo mayor del cuarteto Felton y no se pondría un leotardo rosa y fingiría ser el Hada Madrina ni volando. Lo cual es una pena, porque estaría guapísimo con un tutú. Mientras que Jink es ligeramente más sensible a los cambios emocionales de los que le rodean, con Chris, lo que ves es lo que hay. Así que quizá sea inesperado que Chris fuera el hermano al que estuve más unida durante los años de Potter, el hermano que me cuidó, me mantuvo con los pies en la tierra y fue la mayor influencia en el Tom adolescente. Chris me acompañó durante dos películas y media de Potter. Digo me acompañó, pero lo que realmente quiero decir es que durmió en la caravana y aprovechó al máximo el catering gratuito del rodaje. De momento, basta decir que Chris no siempre se tomaba en serio sus deberes de acompañante. Con bastante frecuencia, salíamos del plató a las ocho de la tarde y conducíamos más de una hora desde los estudios hasta nuestra zona de pesca local. Montábamos la tienda, lanzábamos las cañas y disfrutábamos de una noche de pesca. Luego, a las seis de la mañana, recogíamos el carrete, empaquetábamos los bártulos, regresábamos (ligeramente embarrados) al plató y fingíamos ante la amable gente de Warner Bros. que yo había estado en casa durmiendo a pierna suelta toda la noche. Así que si crees que Draco a veces estaba un poco pálido, no era solo por culpa del departamento de maquillaje.

Más allá de la varita - Tom Felton (Traducción Fan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora