Capítulo 25

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Arian.



—El traje te hace lucir el trasero. —me dijo Zack, mi representante. —Eso llamará la atención de tu novia

Rodé los ojos

—No viniste a verme el trasero, cabrón. —le dije y me giré. —¿Cuándo es la carrera?

—Tengo tres para este año. Una en Nueva York, otra en Los Ángeles y la última en Italia, la final es en octubre.

—¿De nuevo en Italia? —le pregunté tomando la chaqueta del traje para ponerla

—Si, ya no son simples carreras, Arian. —me dijo serio. —Tienes que estar consciente que estás creciendo en esto, todo se refleja en las propuestas y en el dinero en tus cuentas bancarias.

—Lo sé, pero no puedo andar de allá para acá, tengo a mi madre y no la puedo dejar sola. —me pasé las manos por el cabello. —Mi hermano tiene que hacerse cargo de su familia y no siempre le puedo pedir cosas.

—Es por eso que estoy dejando solo tres o cuatro carreras al año ¿Eso está bien? —asentí. —Bueno, pues así será.

—¿Cuándo es la primera?

—El 3 de Marzo, en Nueva York. —respondió. —El equipo estará listo, el contrato también y yo estaré al pendiente de todo.

—Vale, gracias entonces.

—De nada y suerte en la boda. —me palmeó el hombro antes de salir de mi departamento.

Hoy era la boda de la madre de Gemma y ella me había invitado. Habíamos pasado la noche juntos, pero se fue temprano porque su madre y hermana le habían insistido en que asistiera al salón de belleza donde todas serían arregladas.

Terminé de ponerme un poco de perfume, tomé mi celular y salí del departamento porque no quería que se hiciera tarde.

Hace unos meses yo estaba por casarme y ahora estoy apunto de ir a una boda, a la boda de la mamá de mi novia.

Raro ¿No? Pero no imposible.

Me metí dentro del coche y giré la llave saliendo del estacionamiento directo a las calles de Chicago. Está ciudad no hace más que sorprenderme cada día.

No tardé más de veinte minutos en llegar al departamento de ella y me bajé abrochandome el saco del traje. Entré y subí las escaleras de dos en dos. El frío no era poco dentro, más si el edificio no tenía calefacción.

Toqué la puerta con mis nudillos y esperé a que fuera abierta.

—Le dije a Tamara y Kara que habían exagerado al comprarme este vestido, pero dijeron que se miraba bien, así que dime la verdad...¿Se mira bien?

Abrió por completo la puerta y sin poder evitarlo di un paso atrás para verla mejor.

¿Cómo es que se puede ver más hermosa de lo que ya es?

—¿Y bien? —llamó mi atención. —Arian, tienes que decirme si me veo bien o si no para cambiarme.

—No.

—No, ¿Qué?

—No te vas a cambiar. —le dije dando un paso al frente. —Dios mío, Gemma, eres la chica más hermosa que la vida pudo poner en mi camino.

Ella bajó la mirada mirándose un momento y después la levantó sonriendo. Traía un vestido verde, de tirantes, con las mangas caídas y ya que no soy muy bueno describiendo, solo se que se mira increíblemente hermosa.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora