Capítulo 7

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Justo cuando abrió la puerta de la cafetería ella lo observó. No supo porque su mirada fue directo a la mesa de en medio, pero ahí estaba Arian. Traía una gorra de béisbol negra, un suéter negro con el logo de 'Adidas' y unos jeans de mezclilla

Estaba guapísimo, como el día que lo conoció

Una fina barba estaba por crecer, pero le adornaba el rostro de una manera tan sexy que le provocaba cosquillas en el estómago. Ella se acercó y él levantó su mano indicando que se sentara. Ella lo hizo dejando su teléfono sobre la mesa.

—Por poco pensé que me dejarías plantado. —le dijo él cruzándose de brazos sobre la mesa, inclinándose un poco hacia al frente.—¿Te lo pensaste?

—Si, pero después dije 'Tampoco soy tan mala, me ha comprado un Shampoo'

Él rió sin dejar de verla.

—Soy un caballero.

—No lo dudo. —ella también apoyó los brazos sobre la pequeña mesa y lo miró a los ojos. Esos ojos verdes. —¿Has pedido ya?

—No, te esperaba.

—¿Qué hay aquí?

Ella se obligó a desviar la mirada de sus ojos para observar el lugar. Era la primera vez que venía, pero tuvo suerte que el taxista supiera dónde era. El lugar era tranquilo, pequeño y adornado con placas de autos y medallas de carreras ganadas.

—El mejor café del mundo y la mejor leche, claro. —añadió sin dejar de verla.

—Y con el mejor diseño. —halagó Gemma mientras señalaba la fotografía de un auto. —Ahora puedo entender porque adoras está cafetería.

—Esta cafetería es el sitio perfecto para pensar. Puedes venir cuando quieras, pedir un café o leche y simplemente adentrarte en tus pensamientos sin problema.

Ella lo observó mientras hablaba. Él miraba la fotografía y después señaló una placa.

—Me gusta, es lindo. —le dijo ella y él sonrió.

—Lo es. Lo descubrí un día cuando pasaba por aquí a las dos de la madrugada, estaba ebrio ese día y mi hermano me trajo a casa, pero esa placa como es dorada y estaba de frente, se miraba, así que llamó mi atención y mi hermano se detuvo. Le hice prometer que me traería cuando se me bajara la borrachera y la mañana del día siguiente estaba aquí con uno de esos en la mano. —levantó las manos hacia la barra, sonriendo

Gemma sonrió admirando cada cosa del interior.

—Interesante forma de conocer un lugar.

—Si.

Una mesera se acercó y les tomó la orden. Ella ordenó un vaso pequeño de leche junto a un café y él hizo lo mismo. El teléfono de Gemma timbró provocando que ella mirara la pantalla ya que era una llamada de su hermana.

—Tengo que responder. —se disculpó poniéndose de pie.

—Adelante.

Se alejó hacia la puerta, cerca había un par de sillones y se recargó en uno de ellos, llevando el teléfono a su oreja.

—Hola.

Tamara respondió al otro lado de la línea.

—Hola, oye solo necesito que me resuelvas una duda.

—Dime.

—¿Papá se llevó con él el llavero de panda cuando se fue a Washington? Es que estoy haciendo la limpieza de las cosas que mamá me entregó y no lo encuentro, ya sabes que era su favorito.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora