Capítulo 2

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Su hermana, Tamara. Había dado a luz a un pequeño de cabello castaño y ojos negros hermosos, hace exactamente dos años. Ese nene era la vida de Gemma, lo quería con locura y desde que él nació supo que había nacido el hombrecito al que le cumpliría todos los caprichos

El novio de Tamara la había dejado cuando se enteró que estaba embarazada, pero era de esperarse, su novio era un imbécil y aunque Gemma se lo dijo muchas veces, ella se había ilusionado. Gemma jamás la dejó sola y siempre tuvo su apoyo así como el de sus padres aunque ambos estuvieran separados

Gemma se bajó del taxi por segunda vez esa noche y le pagó. Tamara vivía en un condominio de buen prestigio, ella misma le había ayudado junto a su padre y madre para que se comprara un departamento en una buena ubicación y así pudiera vivir tranquila con Asher

Entró en el edificio con la llave electrónica que le había dado su hermana y tomó el ascensor hasta llegar al séptimo piso. Atravesó el pasillo hasta la última puerta y tocó antes de abrir con su propia llave para avisar a su hermana que era ella.

En cuanto entró la observó cruzar el pasillo hasta la habitación. La siguió y ella la miró.

—Hola, ¿Todo bien? —le preguntó ella besándole la mejilla como siempre lo hacía.

—Le he tomado la temperatura y solo está un punto por encima de lo normal, ¿Crees que debamos ir al hospital?

—Veamos.

Gemma se dirigió a la recamara de su hermana, ella y Asher dormían juntos y la otra alcoba tenía un par de cosas de ella cuando venía a pasar la noche. Cuando abrió la puerta, miró al pequeño tumbado en la alfombra jugando con unos Legos grandes.

En cuanto la miró, sonrió.

—¡Hola, nene! —ella abrió sus brazos y se tumbó a su lado atrayéndolo hacia su pecho con fuerza. —¿Cómo está el niño más guapo del mundo? ¡Si, el más guapo!

Ella acercó su boca a su cuello, mejillas y naríz y los besó. Asher rió y Tamara también lo hizo detrás de él.

—Toca su frente. —le dijo su hermana.

— Vamos a ver. —Gemma tocó su frente y su barriga regordeta y solo lo sintió un poco calientito, pero no era mucho. —No está tan caliente. Además míralo, está contento, ¿Cierto, Asher?

Él volvió a reír y murmuró algo.

—Bueno, tal vez estoy exagerando, pero sabes perfectamente que odio que se enferme.

Tamara se sentó en la cama y Gemma dejó a Asher jugar con los Legos, para sentarse a su lado.

—Lo sé, pero está bien. ¿Te parece si paso la noche aquí? —le propuso y su hermana sonrió.

—Claro.

—Además, ya no tengo Shampoo y tengo que ducharme antes de ir a la boda.

—¿Que haces para que se te acabé tan rápido el Shampoo?

—¡Me baño todos los días!

Ambas se echaron a reír y Asher junto con ellas.

—Lamento haberte sacado de la fiesta o del bar.

Gemma se puso de pie y se quitó el suéter junto a los zapatos quedando solo en calcetines. Sacó la caja de cigarrillos y la dejó encima del mueble dónde tenía la televisión.

—No estuve nada ahí, al llegar fui a la parte trasera del bar para fumar un cigarro y... charlé con un chico y después me llamaste y vine. —se encogió de hombros.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora