Capítulo 1

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Gemma obligó a sus pies a qué la obedecieran y poder levantar el trasero del sofá. Había quedado con Kara de acompañarla a la despedida de soltero de uno de sus primos, al parecer era un primo muy lejano, pero con uno de los pocos que se llevaba bien y ella había aceptado porque su amiga había insistido tanto que no quería decirle que no. Y bueno, al día siguiente la acompañaría a la boda si Kara no conseguía pareja

Además, si le apetecía salir de fiesta un rato y dejar de pensar en que dentro de dos días tendría que volver a verle la cara al idiota de su padrastro en la fiesta de cumpleaños de su Madre

Antes de comenzar a buscar ropa, encendió su tercer cigarrillo del medio día. Si, le gustaba mucho fumar. No tenía muchos vicios que la hiciera felíz, pero fumar era uno de ellos.

Fumaba cuando se sentía estresada, podría fumarse media caja en menos de tres horas, cuando estaba triste o enojada se terminaba una caja entera. Siempre tenía una cajetilla de cigarros a la mano y un encendedor

Que por alguna razón siempre terminaba perdiendo y comprando uno nuevo.

Le dió una calada y comenzó a sacar ropa de su armario. Nunca vestía a la moda, nunca estaba al tanto de la nueva ropa que salía o de qué color se usaba en cualquier temporada, ella siempre vestía lo que tenía a la mano y lo que su bolsillo le podía permitir. En algunas ocasiones cuando tenía que vestir lo más presentable posible, le robaba algún conjunto a su hermana

Cómo era en la ocasión de mañana en la boda del primo de Kara. Ya le había llamado a su hermana y ella le había hecho llegar un vestido (que no le gustó mucho pero aún así no le quedaba más) y unos tacones negros.

Volvió a acercar la colilla del cigarro a sus labios y dejó caer ceniza sobre su ropa. Maldijo y la sacudió. Se encontró con un pantalón de cuero negro y un suéter del mismo color con una raya gris algo holgado. Estaba fresco, así que ese sería su mejor conjunto. Tomó también una blusa de tirantes blanca para ponerse debajo y ropa interior.

Cuando se terminó el cigarrillo caminó hacia el baño, abrió el grifo y lo mojó arrojándolo así a la papelera. Se sacó las pantuflas viejas y rotas antes de meterse en la ducha. Se deshizo del moño en su cabello soltandolo al completo, se desnudó y abrió la regadera dejando salir el agua fría para darle paso a la caliente.

Mojó todo su cuerpo y tomó el bote de Shampoo. Casi no tenía, así que tuvo que llenarlo un poco con agua para que saliera el resto. Tendría que pasar a comprar Shampoo antes de llegar a casa.

Seis minutos más tarde salió de la ducha con solo la ropa interior puesta y secando su cabello con la toalla. Caminó hacia la habitación y arrojó la toalla sobre la cama para tomar los pantalones de cuero junto a la blusa.

Justo cuando estaba atando las cintas de sus zapatos, su teléfono sonó. Lo tomó y se lo llevó a la oreja dejándolo contra su hombro.

—Hola.

—Mamá no quiere que faltes el lunes, Gemma, así que no lo harás. —le dijo su hermana en cuanto descolgó.

Ella rodó los ojos y se cambió el teléfono de mano.

—No lo haré ¿Bien? Aunque no soporte al idiota de Carl, iré porque es mamá quien está de cumpleaños.

Su hermana suspiró aliviada.

—Bueno, ¿También sigue en pie lo de ir de visita a Washington para pasar un par de semanas con papá?

—Si, claro que sí.

—Gracias por acompañarme y por pedirle a Cara que se haga cargo de la tienda.

—Bueno, sabes que eso no fue un problema. Me alegra que el dueño del local de música sea papá y no un jefe mandón que  trate a las personas como mierda. —le dijo caminando hacia la cocina.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora