Capítulo 16

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Gemma Miller



Hoy era lunes y mi primera clase comenzaba a las 9:10 de la mañana, así que tomé el desayuno y salí del apartamento para ir a la tienda de música. Estaría ahí una hora y media hasta que dieran las 8:30 para después irme a la universidad

Podía mantener la tienda abierta un rato y a las once mi relevo la podía abrir de nuevo.

Me coloqué la chaqueta de mezclilla y sonreí al meter mis manos en los bolsillos y sacar un encendedor. Recordé el día anterior

—Así que eres de esas chicas, ¿Eh?

Me di la vuelta para mirarlo con el ceño fruncido y con una dona en las manos.

—¿De cuáles? —pregunté y lo observé. Arian se estaba atando los cordones de sus zapatos y después se pasó una mano por el cabello.

—Toda tu ropa es negra, blanca, gris, color vino, pero tus calcetines son de las princesas. —sonrió cruzándose de brazos.

—¿Y eso es un problema? —levanté una ceja dándole una mordida a mi dona.

Él soltó una risa.

—Es adorable.

Formé una mueca.

—No me gusta que usen la palabra adorable en mi, guacala.

Acorta nuestra distancia colocándose a solo centímetros de mi rostro.

—¿Ah, no? Pues lo siento, pero es adorable.

—Te odio.

—No te creo.

Le saqué el dedo medio dándole un trago a mi leche y él abrió la boca para darle una mordida a mi dona, la cual estaba en mi mano izquierda.

—¡Oye, eso era mío!

Él se encogió y se alejó.

—Era. —habló con la boca llena.

—¿Te irás ya?  — le pregunté dejando la taza sobre la mesa.

—Si, tengo que ir hacer la maleta, despedirme de mi padre e ir a casa de Zack a hacer unas cosas. La carrera es el martes al mediodía.

Lo observé tomar su teléfono y su chaqueta de mezclilla.

—Cuidate mucho y suerte...aunque se que no la necesitas, ganarás esa carrera.

—¿Y si no gano?

—Pues no ganas, ¿Qué tiene? Vendrán más carreras y las ganarás.

Me encogí de hombros.

—¿Seguirás conmigo aunque no gane?

Esa pregunta me hizo acercarme y verlo a los ojos.

—No soy tu amiga porque seas un corredor, no me alejaré. ¿Piensas eso de mi?

—No, no es solo que...a veces siento dudas sobre todo y es... frustrante.

—Ya.

Asentí y él sonrió. Se acercó dejando su chaqueta de mezclilla sobre los hombros, después me observó de pies a cabeza.

—Si, sabía que te quedaría mejor a ti que a mí.

—No es cierto.

—Si, si lo es. —camino hasta la puerta y yo lo seguí. —Cuidala por mi hasta que vuelva, no me molestaría que la usarás.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora