Capítulo 18

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Gemma Miller.


Coloqué la taza de café frente a él y abrí el pequeño maletín de primeros auxilios que había encontrado en su baño. Él no dijo nada. Se había terminado de duchar, se había puesto ropa seca y yo había tomado un conjunto suyo para quitarme las prendas mojadas

Le envié un mensaje a Kara para que me trajera algo de ropa, de preferencia negra porque acompañaría a Arian al funeral de su padre.

Tomé su mano y apliqué un poco de alcohol sobre sus heridas en los nudillos. Él ni siquiera se inmutó. Limpie la sangre seca y coloqué una venda alrededor de su mano. Ahora no le duele, pero después lo hará

Apoyé mis brazos sobre la barra de la cocina y lo miré a los ojos.

—Lo mejor será que mires a un médico, para descartar que te hayas hecho un daño mayor. ¿Puedes mover los dedos?

Él asintió viéndome a los ojos y después bajó la mirada.

—Estoy bien.

Ya no estaba tan ebrio, lo pude notar por como hablaba y en sus ojos. Sorbió su naríz terminando el café en silencio.

—Claudia me escribió y me dió la dirección de dónde estarán con tu padre toda la noche y...por la mañana lo llevarán al cementerio. —informé tomando su mano.  —Estaré dónde tú estés ¿De acuerdo?

Se quedó en silencio durante varios minutos, hasta que soltó un respiro. No sé cómo se terminó el café, solo observé como hacia la taza a un lado y ocultaba su cabeza entre sus brazos. Después su cuerpo volvió a sacudirse.

Rodeé la barra y sin dudarlo lo abracé.

—Mi madre me necesita. —dijo después de un rato, se puso de pie y colocó sus manos en sus caderas. —Y yo también la necesito. Y si tú quieres venir...me tranquilizaría mucho.

—Lo haré.

—Solo necesito dormir una hora. — me miró y yo asentí. —Ven. —estiró su mano caminando hasta tomar la mía.

Fuimos a la habitación. Ahora ya no olía a latas de cerveza, si no a su perfume, ya que al salir de la ducha él mismo recogió todas las latas y las dejó en una bolsa de basura. Las sábanas seguían revueltas, pero no me importó.

Tiró un par de almohadas al piso y se recostó. Yo me acosté a su lado y subí mi mano hasta su rostro, sintiendo su barba debajo de mis dedos.

—Cuéntame algo. —me pidió abrazándome. Se movió dejando su cabeza apoyada en mi pecho.

—Terminé los exámenes y en unos días me entregan los resultados, espero que haya sacado un promedio decente.

—Seguro que sí.

—Oh, también hablé con Tamara y me dijo que está saliendo con alguien, aún no me dice quien es, pero se escuchaba felíz y eso es bueno.

—¿En serio? Que bueno. ¿Ella no tiene relación con el padre de Asher?

—No, él la abandonó cuando ella salió embarazada y desde que Asher nació no volvió a estar con alguien, hasta ahora.

—Espero que sea feliz.

—Igual yo.

Nos quedamos en silencio. No fue un silencio incómodo, si no uno donde ambos escuchábamos las respiraciones del otro. Acaricié su cabello y observé la habitación. Tenía una televisión colgada de la pared frente a la cama, una consola de videojuegos, una pila de Juegos a su lado. Del lado derecho estaba un sofá, una silla con un casco en ella, zapatos deportivos, la ventana tenía las cortinas bajadas y una laptop sobre una pequeña mesa de madera que parecía moverse con facilidad. Del lado izquierdo, estaba un armario, que se encontraba abierto y había ropa tirada dentro.

Aquella Noche ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora