14. ESCLAVAS

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Tamar

Hay  millones de personas en el mundo y en la vida no llegamos a conocer ni siquiera una milésima parte de ella, en todo el mundo hay mujeres y hombres sufriendo la desigualdad de una sociedad que siempre es injusta y desequilibrada, ya llevamos cuatro meses en este lugar y he tenido la oportunidad de conocer a mujeres y hombres de diferentes partes del mundo.

Las esclavas en especial tienen historias que parecen sacadas de los documentales más tristes e injustos de cualquier canal de discovery. 

— ven comamos hay que aprovechar que hoy están de celebración — me toma de la mano leney

— ¿que están celebrando? — inquiero con curiosidad

— la alianza con los italianos,  que por fin se van — suspira — ¿viste los tres chicos que andan con Luka?

Me asombra ver a una niña que es esclava en un país que no es el suyo ser tan feliz, la miro y no parece secuestrada, más  bien se ve como si está fuera su casa, su hogar.

— si los vi, — achino mis ojos hacia ella — ¿Porque?

— bueno es que son muy guapos y bueno yo... — se queda callada

— ¿tú qué niña loca? — la molesto, no sé a qué va

— bueno yo bese a Carlo, es el hermano mayor  — se tapa la boca apenada

Suspiro, leney solo tiene 15 años y aunque no hace las mismas cosas que yo, es una esclava.

— ¿estás loca? — regaño —si se llegan a enterar estás en problemas

Suelta una carcajada, me siento confundida porque acá no somos libres y todas esas cosas de adolescentes no son algo que se pueda vivir con tranquilidad.

— ¿como llegaste acá leney? — acarició su lindo rostro

— el pakhan me trajo — alza los hombros — es lo mejor que me pudo pasar.

— ¿no extrañas tu casa,tu familia? — quiero saber más

— no,mis padres me vendieron en la India, de donde soy, — baja la mirada — prefiero ser esclava y no tenerme que casar con un viejo a los 13 años.

Las costumbres de algunos países me producen náuseas. 

— acá me tratan bien — sigue hablando — solo debo estudiar y ayudar a limpiar,nadie me golpea y tengo tres comidas al día — sonríe grandemente, en casa éramos 12 hermanos y mucha pobreza había días que no comíamos nada y la mayoría pasábamos enfermos, el que él pakhan llegará para comprarme lo veo como una salvación.

Observo sus gestos y no me producen más que ternura, las dos encontramos el lugar al cual pertenecemos, voy recopilando datos porque quiero conocer a todas las esclavas y saber cómo llegaron acá, la dejo para que se retire a su habitación ya que tiene clases virtuales, me acercó a otra de las esclavas de la cual no conozco nada, es asiática se nota a leguas, delgada piel blanca y tersa, ojos rasgados y cabello negro y lacio.

— hola — la saludo — como te llamas.

Me mira un poco confundida como si no me entendiera así que pienso que no habla el idioma así que le hablo en hangul y nada, intento con el tailandés y responde con sorpresa.

— ¿hablas mi idioma? — solloza — llevo tres años acá y además de los hermanos nunca he hablado con nadie — se ve felizmente sorprendida.

Asiento y no sé cómo preguntar lo que quiero saber. A la mierda voy directo al grano.

— ¿como te llamas? — la miro — y... ¿Como llegaste acá?

Se queda pensando por unos minutos y suspira para mirarme nuevamente.

SIN PUDOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora