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Miré al suelo sintiendo las lágrimas bajar por mis mejillas y un fuerte dolor hacerse presente a lo largo de mi cara. Mi padre tiró del agarre del cuello de mi pijama acercándome más a él antes de soltarme otro golpe en el rostro. Mis lágrimas se precipitaron aún más rápido. Me gritó por no estar en casa los últimos días y esta vez me empujó provocando que me clavara en la espalda la encimera de la cocina. Pedí perdón varias veces rezando para que no se le fuera de las manos y agarrara algo punzante. Tenía miedo, demasiado. Mi hermano debía estar en el piso de arriba aún. Me golpeó de nuevo haciendo que me desequilibrara y cayera al suelo. Justo cuando iba a darme una patada seguramente en el estómago llegó mi hermano corriendo, de un placaje mandó a mi padre al suelo y me levantó del suelo con rapidez. Lo abracé hundiéndome en su cuello ahogando mi llanto ahí. Me despegó del suelo y me llevó al piso de arriba apresurado. El grito de mi padre hacia Soobin me alarmó. Me dejó en mi habitación y besó mi frente pidiendo que me quedara allí.

—Pero...

—Quédate aquí—me sonrió, tuvo la voluntad de sonreírme—Estaré bien, cámbiate rápido para irnos a clase.

Cerró mi puerta y bajó gritando a mi padre, como si en algún momento fuera a entrar en razón y dejar de hacer estas cosas. Lloré adolorida mientras me cambiaba. Lo hice rápido, no quería que Soobin lo retuviera demasiado y acabara herido por él. No me maquillé, no me daba tiempo, sólo metí las cosas en la mochila para hacerlo en el baño del instituto y salí a paso ligero de casa. Cuando cerré la puerta y salí del jardín esperé un par de minutos antes de ver salir a Soobin corriendo de dentro. Me sonrió a pesar de tener una herida en el labio. La rocé preocupada con mi pulgar.

—Ahora creerán que soy un chico malo de esos, ¿No crees?

¿Por qué estaba riendo?, ¿Por qué me sonreía después de lo ocurrido?, ¿Cómo podía elevar sus comisuras de una forma tan natural?  A Soobin le había tocado la peor parte de todo eso: cuidar de mí.

—Venga, te acompaño.

Sabía de sobra que su autobús estaba a dos calles hacia abajo, ¿Por qué iría conmigo hacia arriba?

—Llegarás tarde—dije entre sollozos.

Agarró mi mano y tiró de mí hacia el instituto. En el autobús sacó mi maquillaje de la mochila y comenzó a aplicármelo mientras me contaba anécdotas graciosas de sus amigos. Sabía cómo sacarme una sonrisa. Soobin había presenciado y realizado tantas veces la rutina de mi maquillaje que la hacía incluso en el bus de forma satisfactoria. Besó mi nariz cuando llegamos a la parada. Él seguiría un par de más antes de poder agarrar el otro bus hacia su universidad en dirección contraria.

Qué haría sin él...

Mordí el bocadillo tratando de no reírme por los comentarios de Haechol. El ambiente del recreo me había hecho olvidar lo ocurrido en casa, el instituto comenzaba a ser también un lugar seguro para mí.

—Soohael, ¿Qué base usas? Se ve bonita.

Miré a Sunjin sonriente y le saqué el bote de mi mochila. Solía llevármela a todas partes, excepto al baño del instituto. Últimamente había robos y no quería que me quitaran nada.

Sunjin era muy linda, la típica bajita guapa y adorable. Me hablaba de lo bien que me quedaría una sombra de ojos morada ilusionada, un día me la iba a traer para que la probara. Sin duda, lo mejor que hice fue abrirme ligeramente con mis compañeros de clase. Tal vez estaba lejos de sentirme completamente libre de expresarme con ellos, o de confiar ciegamente; pero ellos se estaban ganando una posición ventajosa en mi vida.

—Soohael, ¿Vienes?

Miré confusa a Doyoun, este sonrió y repitió la pregunta. Estaba  tan perdida en mis pensamientos que no atendí a la conversación en la que estaba. Ese chico siempre estaba sonriendo, me recordaba un poco a mi hermano.

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora