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Yeonjun:

La casa era acogedora. La madera del suelo y los muebles me hacían sentir que estaba en plena montaña asilado de todo. Simplemente verla por fuera me ayudó a olvidarme del estrés que suponía las calles de mi barrio. Miré fijamente como todos corrían dentro, yo preferí apreciarla un poco más desde fuera. Estaba a media hora en coche de la playa, se situaba a las afueras. Los vecinos más cercanos se veían realmente lejos desde mi posición. Había un jardín algo descuidado, pero me llamó la atención el pequeño porche de la casa. Ya en sí era grande, pero el porche tenía un sofá y una mesita que me llamaba para sentarme a fumar un buen rato. Beomgyu se asomó por la puerta llamándome, agarré mi maleta y tiré de ella hasta dentro de la casa. Olía a campo mezclado con mar, no sabía si me terminaba de agradar. Los suelos de madera y los muebles la volvían acogedora. Todos estaban subiendo las escaleras habiendo dejado las maletas en el salón. Dejé la mía junto a la de Kai y eché un vistazo a un cuadro que había sobre una pequeña estantería con libros. Parecía una pintura de las vistas desde la ventana de la derecha.

—¿Qué haces aquí?—Karina dejó una mochila pequeña sobre su maleta—Todos están arriba.

—Ya subiré.

Seguí paseándome por el salón. Había dos sofás bastante grandes frente a una mesita de cristal. También una chimenea bastante moderna. El salón y la cocina se conectaban por una mesa enorme de comedor. Rocé la superficie de la mesa.

—¿No quieres ver las habitaciones de arriba?

La cocina era también moderna, era una mezcla algo extraña. Abrí la nevera, sólo había dos botellas de agua. Había que salir a comprar. Miré por los cajones del salón hasta encontrar un papel y un lápiz.

—¿Qué estás haciendo?

—La lista de la compra.

Karina miraba fijamente como escribía lo que veía esencial. Un par de zumos, cereales,...tanto de desayuno como para comer o entre comidas. No sabía cuántos estarían en casa o en la playa; no íbamos a ir los diez a todas partes juntos. Sonreí poniendo chocolatinas en la lista, Soohael lo agradecería. ¿Estaría durmiendo ya? Se veía cansada en el tren, ayer me escribió diciendo que estaba nerviosa, no habría dormido mucho; qué linda era. Mi mirada iba dirigida a ella constantemente, especialmente buscando su sonrisa.

—¡Playa!

Kai bajó junto a Kyunsoo gritando playa. Ignoré su ruidosa existencia para seguir agregando comida a la lista. Había visto una barbacoa fuera, eso podría funcionar muy bien.

—¡Sunjin!

Pasé de largo aunque Kai me estuviera hablando. Subí las escaleras sin quitar la vista de la lista. Choqué con alguien, pero al no responderme supuse que fue con Doyoun. Pedí disculpas siguiendo recto al segundo piso. Escuché la voz de Sunjin y Soohael en la habitación del fondo, anduve llamando a Sunjin y abrí la puerta tras tocar un par de veces. Soohael estaba en la cama tumbada abrazando una almohada, me dio cierta ternura cómo se espachurraba contra la almohada.

—Hay una piscina hinchable detrás, bastante grande la verdad; podríamos llenarla...

Sunjin sonrió al verme en la puerta. Así que una piscina hinchable...

—¿Qué necesitas?

Su habitación era blanca con muebles oscuros, dotaba de cama, un pequeño escritorio y armario. No medía mucho, pero para dormir estaría bien; seguramente, mejor que el sofá.

—¿La barbacoa de fuera funciona?

Sunjin se acercó arrebatándome el papel.

—Acabamos de llegar y ya estás haciendo la lista de la compra—sonrió agitándola—¿No querías dormir al llegar?

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora