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Mi madre había vuelto a desaparecer, estuve desde la cena con Beomgyu y Yeonjun en la tienda de conveniencia sin saber nada y al volver a casa no estaba. Cada vez que preguntaba a Soobin decía que no me preocupara, pero claramente me estaba ocultando algo.

Me eché una crema en unos moratones en las costillas, que me hice en la noche al subir a recoger un libro de la estantería cuando, desgraciadamente, apareció mi padre; me golpeé con la barandilla tratando de huir. Suspiré antes de escuchar a Soobin meterme prisa, tenía que ir antes a clase para ayudar a Eric a llevar una maqueta a clase; de nuevo Eric pidiendo ayuda a mi hermano. Ambos necesitaban más amigos. Soobin besó mi frente antes de agarrar mi mochila y comenzar a subir las escaleras del sótano.

Al terminar las clases, mientras hablaba con Sunjin en la entrada visualicé una cabellera con mechitas que no me esperaba, ¿Qué hacía Yeonjun allí? Venía junto a Taehyun, ambos con sus bicicletas algo más cuidadas que la de Beomgyu; tenía hasta barro de las veces que me caí en el parque. Sunjin miró sorprendida a la misma dirección que yo. Ambos chicos frenaron y, con una sonrisa, se apoyaron en su manillar observándome.

—¿Vinieron por tí?

Doyoun rodeó su brazo por mi cuello señalando a los dos sujetos que llamaban la atención de todo aquel que quisiera salir del instituto. Susurré que no sabía qué hacían allí haciendo reír a Sunjin.

—¡Ve! Boba.

Doyoun quitó su brazo de mi alrededor y señaló con la cabeza a los ciclistas. Me despedí de ellos y anduve levantando los brazos como si protestara por su repentina aparición.

—¿No te alegras de vernos?—preguntó Yeonjun con cierta sorna.

—Te tiene muy visto—respondió Taehyun. Se bajó de la bicicleta poniendo la pata para que no se cayera y se acercó a darme un abrazo. Había hablado poco con él, pero parecía agradarle bastante. Yeonjun copió su acción, sólo que él me estrelló contra su pecho y se tambaleó conmigo. Se burló de mi altura, mi uno sesenta y ocho le parecía lo suficientemente humorístico para llamarme gnomo, ¿Será mi culpa que él mida uno ochenta y pico? Además no era bajita, ¿No? Él era alto, que era muy diferente. Sunjin era más baja que yo, por ejemplo.

—¿Qué hacéis aquí?—pregunté aún abrazando al rascacielos.

—Se me antojaba verte—Yeonjun se sonrojó al decir eso, me pareció motivo suficiente para burlarme de él; si él podía hacerlo, yo también—Creo que pasas demasiado tiempo con Beomgyu—murmuró como respuesta a mis comentarios.

Tal vez era cierto. Me acerqué a sus bicis, cada vez me veía más capaz de montar. Ahora podía aguantar unos segundos sin caer, pero el equilibrio me estaba costando a la hora de girar.

—Bueno, ¿Vienes con nosotros? Íbamos a comer con Kai y Beomgyu—Taehyun me miró tratando de incitarme a aceptar, incluso movió sus hombros en un bailecito mientras esperaba mi respuesta, claramente positiva.

Llamé a mi hermano avisando de mis planes improvisados, pareció aliviado a través del móvil; seguramente no llegaba a comer y estaba papá en casa, al menos cuando habíamos salido en la mañana estaba. Yeonjun montó en su bicicleta y me miró expectante.

—Ve despacio—murmuré subiendo.

La bicicleta de Yeonjun tenía una parte trasera para colocar mochilas, o cualquier cosa. Me aseguró que podía sentarme ahí sin miedo, que Kai nunca se había matado; así que me acomodé sin miedo ahí.

—Abrázame y nos vamos.

Me lo pensé unos segundos antes de rodear su cintura y pegarme en su espalda. Taehyun salió primero calle abajo, Yeonjun comenzó a pedalear lentamente.

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora