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Me asomé por la ventana emocionándome al ver a Yeonjun con la bicicleta esperándome. Miraba los árboles agitarse en la acera.

—Siempre le haces esperar—Sunjin me lanzó una chaqueta y me recordó que Soobin me quería para la cena.

Bajé las escaleras rápidamente y me asomé al salón avisando a Beom y Soobin de que me iría con Yeonjun de paseo. Llevaba sin verlo un par de semanas, su trabajo y entregas no le habían permitido pasarse, y de alguna manera me gustaba que se centrara en sus obligaciones antes de ir a verme. Si yo no hubiera estado también estudiando, habría ido a verlo; aunque no sabía dónde vivía con exactitud.

—Cenas aquí y recuerda que mañana tienes examen...

Podría ser una estudiante responsable y quedarme repasando, pero preferiría ver a  Yeonjun ¡Ya había estudiado suficiente!

—¡Hasta luego!

Yeonjun me sonrió nada más abrí la verja. ¡Me había traído chocolate! En su mano había una barrita que sabía que sería para mí. La agitaba mientras me saludaba despreocupadamente, me estaba diciendo algo pero solo podía prestar atención a esa delicatessen.

—Soohael, deja de mirar al chocolate y dame un beso—agarró mi brazo y tiró de mí hasta tener mis labios alcanzables. Dejó un casto beso de menos de un segundo en mis labios y después posó la chocolatina en mis manos—Eres de lo que no hay.

Se apoyó en el manillar de la bici observando como engullía el chocolate. Había echado de menos esa pequeña manía suya.

—Sin prisa—susurró—Mi amigo no se va a mover de su trabajo.

—¿Cómo se llamaba?

—Garret.

Me había comentado que él quería conocerme, y yo no iba a negarme a saber más de esos meses en los que Yeonjun había sido engullido y nadie sabía de él. Tenía entendido que ese bar donde Garret trabajaba estaba cerca de su casa; algo que me interesaba mucho más.

—¿Luego me llevarás a tu piso?—pregunté emocionada. Tenía un choque de deseos, necesitaba ver su, por así decirlo, nuevo hábitat natural y a la vez, quería ver lo que había debajo de esa camiseta blanca que llevaba. Como siempre combianando su ropa a la perfección.

—Está hecho un desastre por las entregas de final de mes...

—¿Eso es un no?—abracé uno de sus brazos y sonreí de nuevo.

—Eres una manipuladora.

—Soy el sol de tu corazón—me subí tras él en la bici y abracé su cintura—Paremos en el supermercado, quiero comprar una piruleta.

—No has cambiado nada—susurró.

Él tampoco realmente. Tenía costumbres más sanas y mentalmente estaba mejor, pero seguía siendo el mismo Yeonjun de siempre. Seguía abrazándome cada dos minutos, comprándome comida y preocupándose por mí como si fuera mi padre.

—Jun—aproveché el semáforo para preguntarle algo que me estaba matando de curiosidad—¿Sigues hablando con Wooyoung?

—¿Por qué la pregunta?

—Porque creo que él realmente podría ser un buen amigo.

Aunque era parte de ese horrible grupo, veía cómo se prepcupaba por Yeonjun. El día del picnic entendí un poco mejor lo que Wooyoung buscaba y no encontró; estuvo feliz con nosotros, y cada vez que iba a buscar a Yeonjun venía realmente serio hasta ver a mi antiguo moreno salir de la peluquería. Wooyoung apreciaba la relación con Yeonjun, y tal vez solo necesitaba un empujoncito para salir de ahí.

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora