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¿Cuánto llevaría mirándome en el espejo? ¿Quince minutos? Nada más levantarme me fui al baño y al verme en el espejo con aquel cabello no tardé en plantearme si realmente me quedaba bien. No me disgustaba, pero era un cambio al fin de cuentas; incluso tenía mechones rosas. Bufé despeinándolo con mis manos, pero aún así se veía bien. Yeonjun tenía buena mano para la peluquería, no sabía por qué no se dedicaba a algo de ese mundillo. Salí frotándome la tripa bajo la camiseta, bostecé entrando a la cocina donde Yeonjun ya estaba haciendo el desayuno. Besé el centro de su esbelta y desnuda espalda. Él se entremeció del susto. Dejé un par de besos más por su espalda antes de abrazar su cintura.

—Tu cumple es la semana que viene—susurré.

—Lo sé—susurró de vuelta.

—La universidad empieza el catorce.

Asintió acariciando mis manos con su mano libre. Besé de nuevo su espalda.

—¿Me estás provocando?

—No—respondí—son cariñitos.

Yeonjun rió y me dejó continuar besando su piel mientras terminaba el desayuno.

—¿Os pillo cariñosos?

Uyeon subió sonriente, me señaló y me avisó de que mi hermano estaba abajo. Confusa me separé de Yeonjun y bajé ágilmente, ¿Qué hacía tan temprano allí? Venía con ropa de deporte, y no estaba solo. Eran tres, uno de ellos Eric. Hablaban fuera, justo en la puerta de la peluquería. Salí en pijama, pensaba que solo estaba mi hermano. Tenía la camiseta de un videojuego de Yeonjun, me llegaba hasta las rodillas por lo que no tenía pantalones. Mi cabellera estaba desordenada, aunque con ese corte quedaba presentable. Ni siquiera llevaba zapatillas, bajé en calcetines de sandías.

—¿Buenos días?—pregunté incómoda por las miradas.

—¿A tí también te destrozaron la cabeza?—preguntó Eric divertido—Te queda bien.

—Oh, ¿gracias?

No entendía qué hacían allí. Dos de ellos me hicieron una reverencia igual de incómodos, seguí la dirección de sus ojos, directa a mis piernas. Eso era incómodo. Mi hermano estaba serio mirando a sus amigos, se aclaró la garganta y ellos se disculparon dándose la vuelta.

—Solo a tí se te ocurre salir así—suspiró antes de revolver su cabellera rubia—Necesito hablar contigo, ¿Puedo entrar?

—Eh, sí—susurré.

—Parece tu novia más que tu hermana, tío.

Todos rieron por el comentario, aunque yo no lo comprendí del todo. Estaba algo perdida con esos rostros nuevos, ¿Por qué nunca los vi?
Me senté en el sofá de la peluquería mirando a mi hermano sentado al frente.

—Volví a hablar con papá.

—Que hiciste, ¿Qué?

—Tranquila, estoy de una pieza—sonrió desviando la vista—De hecho, mantuvimos una conversación en condiciones, sin amenazas ni golpes. Le pillé sobrio al parecer.

—¿De qué hablasteis?

—Una cosa llevó a la otra y...va a ir a un centro de desintoxicación de drogas y alcohol, se apuntó para mañana.

Era una broma, debía estar gastándome una. ¿Papá tratando su adicción? Me quedé sin habla, y él estaba demasiado sonriente.

—Podemos volver a casa.

Casa...nunca lo consideré verdaderamente mi casa.

—Pero yo iba a ir con Beom y el resto, no pienso cambiar de idea.

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora