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Cerré la puerta confusa, aún no me creía que me iba de esa casa un tiempo. Mi hermano bajó mi maleta del taxi recordándome que debía cuidarme y tener cuidado con los chicos con los que iba. Éramos diez en el viaje, todos destinados a la casa del abuelo de Sunjin. Una casa más grande que la mía, aunque alguno tendría que dormir en el sofá. Habíamos cogido los billetes hacía días y al llegar teníamos alquilados dos coches que conducirían Yeonjun y Taehyun. Cuando llegamos a la estación sonreí al ver a todos en la entrada con sus maletas. Mi hermano miraba serio al frente y pude suponer en donde tenía puesto los ojos. Yeonjun estaba sentado sobre una maleta azul riendo mientras Beomgyu y Kai molestaban a Taehyun. Doyoun se acercó sonriente como siempre, comenzó una conversación con mi hermano. Aproveché para escabullirme hacia el resto. Yeonjun dirigió su mirada hacia mí

—Buenos días, Sunnie.

Sentí como si el mundo desapareciera, solo podía mirar su sonrisa. Las risas y comentarios de los que nos rodeaban se fueron a un segundo plano, mi mente sólo podía escuchar ese lindo apodo en bucle. Beomgyu pasó su brazo por mis hombros sacándome de mis fantasías y me dio los buenos días también. Eran las nueve y media de la mañana, realmente necesitaba que me dijeran que eran buenos porque el sueño me podía en esos momentos. Yeonjun miró tras de mí, más allá de mi persona. Me di la vuelta viendo a mi hermano acercarse con Doyoun a su lado.

—La cuidaré.

Soobin echó un vistazo a Doyoun tras esas palabras del sonriente chico. En segundos, mi amigo se alejó incorporándose en la conversación de Sunjin y Karina.

—Buenos días—Beomgyu sonrió como siempre, mi hermano asesinó con la mirada a los cuatro chicos presentes.

Se miraban entre sí, el más nervioso por el ambiente tenso era Kai; podía ver sus manos sudar y no era por el calor. Beomgyu me había preguntado mucho sobre mi hermano, realmente tenía interés en cómo era conmigo y estaba dispuesto a tratar de agradarlo al menos para conseguir que le devolviera el saludo sin amenazas raras, como ocurrió en la graduación.

—Cuídate mucho—susurró.

Sabía que, aunque mi hermano deseaba que me alejara de casa un tiempo para estar lejos de papá y despejarme, no le agradaba la idea de que esos cuatro fueran partícipes de mis vacaciones, pero, de igual manera era consciente de que no podía hacer nada al respecto. Ya trató de que no me acercara a ellos y no funcionó, solo le quedaba aceptar a esos cuatro chicos en mi vida. Yeonjun sonrió, pero no la sonrisa que me solía dedicar, era sarcástica. Vi como la tensión se disparó cuando se levantó con las manos en los bolsillos de su pantalón azul y lleno de hilos blancos que simulaban roturas. Vi su lengua pasar por sus labios antes de mirar de abajo arriba a mi hermano y volver a la sonrisa sarcástica. Mi hermano también lo inspeccionó. Seguía sin entender por qué se odiaban tanto.

—La cuidaré.

Mi hermano dejó salir una pequeña risa, señaló a Yeonjun de forma despectiva. Esa faceta de mi hermano era totalmente nueva para mí. Lo había visto enfadado conmigo, o molesto porque dejaba la ropa por el suelo...pero nunca así.

—¿Tú?—negó despeinando su cabellera—Eso no es tranquilizador, ni siquiera sabes cuidarte a tí mismo.

—Cuidado con lo que dices, tu hermana se va conmigo—Yeonjun dio un paso adelante.

¿Cómo podían ambos ser tan diferentes cuando se cruzaban? Quería llegar al fondo de eso, pero parecían ambos rehusarse a contármelo. Me tuve que colocar en medio para evitar un conflicto mayor.

—Parad, los dos.

Beomgyu se acercó a mí poniendo su mano sobre mi hombro, comparó a ambos chicos como dos protagonistas de una serie con un triángulo amoroso. Ninguno se lo tomó como una gracia, miraron a Beom como si la próxima noticia de asesinato se avecinara. La salvadora fue Sunjin, apareció entre aquel ambiente tenso e incómodo para avisar de la cercana llegada del tren. Saludó a mi hermano tratando de distraerlo, empezó a dar detalles del viaje destacando que compartiríamos habitación ochenta veces. Estaba por desaparecer e ir tras los demás que ya se iban, cuando Soobin agarró mi muñeca y me abrazó con fuerza. Estaba preocupado, y podía comprenderlo; su vida había estado entorno a mi seguridad y ahora no podía enfocarse en ello.

PARADISE, FULL OF LIES - YEONJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora