01. Mes de la pobreza, pa la rumba en busetica

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Enero. El mes de los reyes y el comienzo de un nuevo año.

O como a Riki le gusta llamarlo, "el mes de la pobreza"

El pelinegro estaba en la reja de la bodega rezando para que la tarjeta esa de mierda le pasara por el punto y que la chama ladilla que atiende ahí a veces para ayudar a su abuela no le grite "saldo insuficiente" en toda la jeta.

—No tienes un coño aquí, dame los tostones.

El carajito la miró pidiendo clemencia luego de agarrar su tarjeta.

—Coño reina ¿no me echas una salvadita por ser cliente frecuente?

La catira rodó los ojos con fastidio.

—Llévate esa mierda, me debes tres mangos.

—Dale reina, en temporada me subo a las matas y te traigo los que quieras. –le lanzó un beso para agarrar caminó a casa de su mejor amigo que quedaba cerquita de ahí porque en la guaira todo queda a cinco minutos. Excepto naiguatá.

Abrió la bolsa de tostones para jartar mientras tanto, también porque sabía que al llegar a donde su confi el bicho le iba a arrancar los tostones de la mano para lambucear.

Miró a los lados de la cancha notando que hoy no estaban los muchachos jugando básquet, se imaginó que como era segundo de enero todos estaban pasando la rasca de año viejo y año nuevo.

Pasó de largo moviendo ese culo cuando pasaron dos tipos ahí con pinta e malandros, él también tenía pinta e malandro pero era rolo e mami.

Dejó de comer sus tostones al estar frente a la casa de su amigo, tocó la puerta con la mano que tenía llena de ajo de los TOM, y esperó a ver la cara de ponchado de su mejor amigo al verlo en su casa sin avisar, como es de costumbre.

Sin embargo el ponchado fue él cuando una pelirroja abrió la puerta.

—¡Volviste mardita y no avisaste! —le pegó sendo coquito y la más baja le metió un lepe.

—¡Apues loco respeta! Ni que me hubiese ido del país chico, ojalá.

—Mijaa, no le avisas a uno pero te vienes corriendo a donde Jake.

—Bueno Ricardo qué es, de bolas que me voy a venir primero pa acá si es mi mejor amigo.

El nombrado se acercó a la puerta al ver que la pelirroja no regresaba y supo la razón apenas se asomó a ver quién era.

—¡Ricardo Sebastián cuánto tiempo! Brinda ahí.  —le dijo agarrando la bolsa de tostones que tenía el menor.

—Tuve suerte de que la reina ladilla me brindara ese tostón porque quedé fue pariendo con la compradera de curda el 31, por culpa de alguien que no llevó la tarjeta. —miró feo al catire y él se encogió de hombros como diciendo "llora pues, me vale un cerro de vergas".

—Ah sí, vi que se la pasaron juntos, Leo me dijo kike te cuadraste a una jeva.

El pelinegro volvió a mirar feo al catire quien estaba de lo más rela jartándose los tostones.

—No vale, esa es una amiga mía, vive por aquí, lo que pasa es que es medio penosa y como éramos un grupo grande y yo era el único que conocía pues ahí andábamos hablando paja.

—Una amiga mía, esa también me la tiró Jake un día.

—Bueno pues hija mía, ¿no me vas a dejar pasar?

La chama se rió y se quitó de en medio de la entrada para que el carajito pasara. Los tres caminaron hasta la sala y mientras que los dos que ya estaban en la casa se sentaron tranqui en el mueble, el que apenas llegaba se fue directico a la cocina a pedir limosna.

CURDOS Y MAREADOS ── ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora