09. La sangre de Cristo y el amigo humilde

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—No.

—¿Perdón? —Heeseung no se podía creer esa vaina.

—Andrés, no pienso fingir ser tu novia nada más para salvarte de las locas de aquí.

El castaño bufó bien frustrado. Estaba en el hotel desde temprano arreglando las mesas y toda esa mierda de la decoración, y no habían dejado de echarle un ojo todas las carajitas apenas entraron.

Tenía la esperanza de que su muy buena amiga Tamara le ayudara con eso, pero al parecer prefería tragarse un mojón que fingir ser novia de Heeseung.

—Tam vivo en agonía desde la fiesta pasada.

—Si eres dramático, fue una niña.

UNA niña que podía hasta dejarlo sin trabajo porque era hija de su, en ese entonces, jefe.

—Tam por favor, te doy lo que quieras.

—¿Qué me vas a dar?

Verga lo jodió, ¿qué podía darle él a una caraja que lo tenía todo?

—Amor.

—Hazme el favor, Andrés, no te humilles más. —le dió dos golpecitos en el pecho y empezó a caminar lejos de él al ver a un dúo aparecer por la puerta del salón de fiestas.

Heeseung suspiró y agarró un vaso de vino que estaban repartiendo para poder pasar los tequeños que se había tragado mientras hablaba con la chama. Se le quedó mirando a los tres, no se habían movido de la entrada hasta que llegó otra chamita y los jaló para donde él estaba.

—¡Andrés! —la chica fue a abrazarlo.

Unos señores voltearon a verlos por el grito de la chamita, pero los muchachos los ignoraron.

—Hola Sunmi, creciste nawara.

—¿Verdad que sí? Viste Sunghoon.

—Eso son los tacones, que no te engañen.

—Epale Joel, ¿qué tal la vida?

—Eso debería preguntarte yo a ti, desaparecido del mapa.

Heeseung sonrió divertido.

—Bueno pues, entre la universidad y el trabajo no tengo tiempo para nada.

—Para Tamara y tu amiga seguro que si tienes tiempo, no creas que no te tenemos vigilado. —dijo Camila.

—Verga... Verga el fbi y tal.

—Di que no te la quieres pasar con nosotros y ya, háblalo. 

—Callense, si toditos son unos falsos, la única que me escribe es Tamara. Ustedes me hablan nada más cuando hay eventos a los que claramente no voy a venir porque esa es la prima mía que siempre está en estas vainas. —se terminó de tomar la copa de vino.

—Cuidado que se emborracha con la sangre de Cristo. —soltó Sunghoon.

—Apues serio, yo quedé como el amiguito humilde que viene a las fiestas del trabajo de los pures.

—El amiguito humilde dice. —Tamara se rió.

—¿Me lo van a negar? Ahorita tengo son dos bolos en el bolsillo, soy el pelabolas de aquí.

—Bueno pues ¿y eso qué? Ni que tener plata fuera un requisito para pasarsela con nosotros.

—Eso parece porque me sacan el culo.

—Blasfemias

Heeseung rodó los ojos al escuchar al Sunghoon. 

—Nombrame una sola vez que me hayan escrito el año pasado, que no fuera en mi cumpleaños.

CURDOS Y MAREADOS ── ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora