02. El chino amargado y las 15 letras

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—Vergación Bárbara!

El pelirosa estaba que se infartaba.

Su vecina lo había engañado por tercera vez como el propio güevón.

—Coño, Nunu entiende, yo no quiero ir sola, además yo te acompañé a tu presentación esa de baile en el club Canarias que es ahí mismito.

—Conchale Bárbara ya van tres veces que me haces la misma vaina, yo de verdad quería ir a comer pizza, volví a caer como pajúo que soy. Ahora yo me voy a tener que quedar hasta que esa vaina termine, solo en una esquina mientras tu te chanceas a cuatro tipos, así no es Barbie.

—Nunu tú si eres, y uno que te quiere sacar a pasear un ratico.

—Tu me jalas es pa que tu mamá te de permiso, debe ser que yo soy estúpido.

—De bolas que sí Sunoo Joel, mi mamá confía ciegamente en ti, tú vas a un bar lleno de drogos y ella me va a dar permiso de ir.

—Bien bello pues, la tarjeta de salida.

—Claro bebé, soporta.

El chamo rodó los ojos.

—Relájate mi vida, yo hoy te consigo una jeva pa que no estés solo.

—No quiero una jeva.

—Bueno un jevo, ahí hay variedad tú puedes escoger.

—No quiero pareja vale, ¿no ves que me la paso comiendo helado y viendo series? Tener una pareja alteraría mis horarios y yo no estoy pa eso.

—Nojoda Nunu, al menos algo de una noche, tipo tranqui.

Él quería mucho a su vecina, sin mentir, era su mejor amiga, no es como si tuviera muchos amigos. Se hicieron amigos apenas ella se mudó porque la bicha era bien sociable y no dudó en acercarse a ser su amiga. Se la pasaban juntos en el liceo hasta que él se graduó, igualito salen pa todo los lados que la castaña lo quiera llevar. Pero el choque de personalidades aparecía en las rumbas.

Bárbara era súper electrica, puesta pa' cualquier cosa, no pela ni un chape ni ninguna rumba, ni siquiera las de Naiguatá y esas están bien lejitos de su casa.

Por otro lado Sunoo era un niño de casa, le gustaba salir a veces pero las fiestas no eran muy su estilo, prefería mil veces estar en su casa comiendo conflei mientras veía alguna serie que estar en una fiesta.

Ya estaban cerca del edificio donde era la fiesta, lo sabía porque la música ya se escuchaba más clara, él esperaba que al menos en esta fiesta si hubiera agua o al menos refresco hasta que se acabe todo, porque en la última fiesta los animales se acabaron todo el botellón de agua y los potes de refresco, él tuvo que agarrar hielo y ponerlo en su vaso para esperar que se derritiera para poder hidratarse.

Llegaron frente a un portón negro, y cuando la muchacha iba a llamar a su pana para que le abriera la puerta, dos chamos medio parecidos salieron del edificio.

—Epale ¿vienen a la fiesta? —se acercó la pelinegra bien simpática a saludar al dúo.

—Sí ¿ustedes estaban ahí? —habló Bárbara.

—Si vale, pero al viejo amargado de mi hermano le picó el culo y por eso nos vamos temprano. —señaló al pelinegro que andaba recostado al portón.

—Chama nada que ver pero ¿ustedes son chinos? Porque mi amigo también lo es.

—Tch no chica, somos pura arepa y pabellón, tenemos familia asiática pero no somos chinos.

—Yo tampoco soy chino, ella habla paja.

Sunoo se dignó a hablar y la chama le sonrió, bien linda que era, pensó Sunoo.

CURDOS Y MAREADOS ── ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora