14. Jurame que no estás borracha

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Si pasaba otro día con un cliente ladilla en farmatodo Sunoo iba a empezar a cruzar la calle sin mirar a los lados.

Ya iban tres días que dos clientes se quejaban de los precios con él, eso no es peo de él, que vayan y le tiren mierda a los que ponen los precios, él solo atiende en la caja ¿Les pica el culo?

Andaba de lo más normal guardando sus cosas, ya había terminado su turno así que se devolvería a su casa para ayudar a su madre. Se colgó el morral en su hombro y cuando iba saliendo del local se encontró con un pelinegro muy conocido por él que justo también se iba.

—Pelo Barbie. —saludó Sunghoon con una sonrisita.

Sunoo bufó y luego de rodar los ojos le pasó de largo para poder tomar camino a su casa. Solo que no pudo seguir porque el chamo se le atravesó en el camino.

—No seas así vale, ¿qué te hice yo para que me trates mal?

—Que eres un maleducado, como ahora por ejemplo que no dejas que me vaya, el día de la fiesta que andabas hablando super chocante o cuando tocaste corneta como loco frente al liceo.

El pelinegro se quedó callado como pensando todo eso, Sunoo sabía que tenía razón, más que nada porque la mirada del mayor pasó de ser una mirada medio burlona a una avergonzada.

—Oh... Bueno... Admito que si fue mala mía, perdón, pero ajá es que quedé cortado por como me trataste y no quería quedar mal, entonces me disculpo.

Lo observó en silencio por unos segundos mientras que Sunghoon andaba mirando a los lados medio nervioso por la mirada tan fija que le daba.

—Okay, pero igual me pareces una persona irritante.

—Ni siquiera hablamos.

—No es necesario, tranquilo, bueno si eso es todo me voy.

—¿Te llevo?

Sunoo lo miró raro, pero cuando vió que el chamo agitó las llaves de su auto la pensó unos segundos antes de aceptar. Al menos no tendría que caminar, premio y castigo.

Fueron hasta el carro del chamo y se metieron en este, Sunoo miró este con los ojos medio pelaos, el carajo tenía plata y se notaba a leguas, igual no dijo nada.

El camino andaba medio silencioso pero luego que Sunghoon suspiró y medio volteó a ver a Sunoo fue que empezó a romper el hielo.

—Sabes que si no me dices tu dirección te voy a llevar a mi casa ¿no?

—Solo déjame en el portón negro del edificio donde fue la fiesta, de ahí camino.

—Tch qué es, yo te alcanzo a tu casa, pelo Barbie.

—Soy Sunoo, vuelvo a escuchar otro apodo y se va mi amabilidad.

—Perdón, Sunoo, que eres delicado ¿no?

—Me voy a bajar.

Sunoo iba abriendo la puerta incluso con el carro en movimiento, cosa que hizo que el pelinegro se cagara horrible, frenó de coñazo aprovechando que no habían carros atrás y se inclinó hasta la puerta, le puso seguro de niños y la volvió a cerrar.

—Tú eres loco y lo demás es cuento.

—A ver qué tan delicado era tirándome del carro.

—Ya pueees, tranquilidad, pana.

Luego continuaron en silencio lo que quedaba del camino, el mayor le daba miradas rápidas para verificar que no le entrara la loquera de nuevo y cuando estuvieron en su calle continuó de largo supuso que esperando que él le dijera algo.

CURDOS Y MAREADOS ── ENHYPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora