Viviendo con el Idiota (Bruno Mars)

Once.

Una mano se cierra en torno a mi antebrazo. No tengo que voltear para saber quién es. ¿Qué otra persona me seguiría por el pasillo después de haber discutido con el moreno?

-¿Qué es lo que quieres?

Un líquido espeso cae en mi cara, nublándome la vista. Lo toco con mis dedos. Pintura púrpura.

-¡¿QUÉ MIERDA TE...?!

"¡Wester! ¡No dejes que te manipule!"

Mi Conciencia tiene razón. Enfadarme no va a servir de nada, sólo divertirá aun más a Bruno. No voy a darle esa satisfacción.

-Bien. No sé por qué hiciste eso, pero me las vas a pagar.

Un brazo me rodea la cintura, atrayéndome al calor de su cuerpo, y mis manos caen en su pecho para no perder el equilibrio. Trago saliva.

-Bruno, ¿qué tienes? -le reclamo, enfadada-. ¡Suéltame!

-¿O qué?

-¿Qué está pasando contigo? -Me empujo a mí misma fuera de su jaula, y tomo un profundo respiro para calmarme-. Ya deja de jugar con mis emociones.

-¿Quién dice que estoy haciendo eso? -me desafía con una sonrisilla de medio lado.

-¡Agh! ¡Me tienes confundida!

-Esa es la idea, hermosa.

-¡No me llames así!

-¿Por qué? Si de verdad lo eres -Me roza la mejilla con uno de sus nudillos, limpiándome algo de líquido púrpura-. Aún con pintura en la cara.

-¡Yo sólo quiero que todo vuelva a ser como antes!

Queda petrificado. Las caricias en mi mejilla se detienen, su cuerpo emana tensión pura, su ceño se frunce ligeramente: o está un poco enojado, o muy confundido.

-¿Antes... de qué? -Su voz sale quejumbrosa, con una notilla de ansiedad al final de la frase.

-¡De mudarnos juntos! ¡Esto nos está cambiando, Bruno! -grito, exasperada.

-¿Eso crees? -Sigue anonadado, con la mirada perdida.

-Sí. Sólo quiero... al antiguo Bruno de vuelta. Con el que tenía las cosas claras -Le miro, suplicante, rogando porque mis palabras tengan algún peso en su conciencia-. El que no se atrevería nunca a jugar conmigo.

Se ve tan desolado... como un niño pequeño a la mitad de un bosque, buscando refugio.

-¿No te gusta... el nuevo Bruno?

-¿Quieres que te sea sincera? -Dejo caer mis manos en mis muslos con un golpe seco. Él asiente con un movimiento casi imperceptible-. Lo detesto.

Aleja su mano de mi rostro, asustado. Se le ve tan triste y perdido que me parece haber ido demasiado lejos. Me entran unas ganas locas de acercarme y abrazarle, pero seguro es otra de sus trampas.

-Iré a limpiarme la cara.

Giro sobre mis talones, decidida a sacarme la imagen de un Bruno tan vulnerable de la cabeza.

§§§

Si el propósito del extraño comportamiento de Bruno era ocupar gran parte de mis pensamientos durante el resto del día, funcionó. Sus ojos pardos, mirándome melancólicos, decepcionados, taladran en la parte posterior de mis párpados, y los veo cada vez que cierro los ojos.

-¿Tú crees que debería abortar?

¿Qué coño? Miro a Presley con los ojos muy abiertos. ¿Qué demonios acaba de decir?