Trazo la suave línea de grafito, dibujando el delicado mentón de la mujer en el papel. Sonrío tristemente al darme cuenta de lo guapa que era ella.
Han pasado exactamente cuatro semanas. Yo he empezado a salir adelante con esta situación, y una de mis terapias es retratarla todos los días. Al menos dos docenas de bocetos de quien alguna vez fue Bernadette Bayot están esparcidos por el suelo de mi cuarto. A pesar de mis mejillas hundidas y los ojos hinchados que tengo cada mañana, confío realmente en que voy a superarlo.
El que de verdad me preocupa es Bruno.
Mi celular vibra, sacándome de mi ensueño contemplando el rostro de mi segunda madre.
Ericcucho:
Estoy en la puerta :v [01:56 am]
Yo:
Ya habíamos discutido sobre esa cara sarnosa [01:57 am]
Ericcucho:
:v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v :v [01:57 am]
Yo:
.l. [01:58 am]
Ericcucho:
Tú abre y ya ¬¬ [01:59 am]
Suelto una ligera risa, y me sorbo los mocos con el antebrazo. Corro descalza hasta la puerta de madera oscura.
La imagen de un Eric cruzado de brazos y un borracho Bruno tirado en el suelo aparece frente a mí cuando abro la puerta. Hago una mueca de aversión.
-¿Dónde? -pregunto con el ceño fruncido.
-En el mismo lugar de siempre.
Trato de calmar los temblores en mi labio. ¿Recuerdan lo que dije sobre estar preocupada por Bruno? Bueno, últimamente no come, no sale, no duerme, ni siquiera sonríe. Y cuando intenta esbozar una sonrisilla pequeña, fracasa estrepitosamente. Está demasiado dolido, no sabe a quién recurrir, dónde esconderse de la realidad, dónde desahogarse en paz. Se desaparece a las once de la noche, se va a matar sus neuronas en cigarrillos y ahogar sus penas en alcohol, Eric lo recoge totalmente inconciente en un bar de mala muerte y me lo trae aquí. Y así todos los días desde el entierro. Desde aquél oscuro día.
-Déjalo en el sofá -le pido a Eric, frotando mi rostro con ambas manos. Él alza a Bruno por la espalda y las rodillas, y lo avienta en el sofá como si fuera una muñeca de trapo. Me acuclillo a su costado, acomodando sus extremidades para que no se acalambre. Tomo una de las mantas que hay encima de la perezosa y le cubro con ella. Sé que transpirará, pero probablemente eso le venga mejor.
Me permito observarlo un momento. A pesar de apestar a Whisky y tabaco, y tener las facciones decaídas, su rostro continúa siendo tan perfecto como siempre. Aparto unos pocos mechones húmedos de su frente, sintiendo su suave textura bajo mis dedos, y la sensación es tan exquisita, que me tomo un rato para acariciar sus tersos tirabuzones. Él suspira entre sueños.
-¿Hasta cuándo, Eric? -Mi voz se quiebra, quejumbrosa.
-Te preocupa -susurra él.
-¡Pues claro que me preocupa!
Está destruyéndose a sí mismo, y no hay nada que yo pueda hacer para detenerle.
-Lo quieres.
Suelto una carcajada irónica.
-¿Cómo no querer a este idiota? -inquiero, con mi mirada aún fija en sus párpados.
-También la extraño, Wester.
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Viviendo con el Idiota (Bruno Mars)
FanfictionMiles de millones de galaxias 8 planetas 5 continentes Cientos de países Un carajo de personas en el mundo. Y tenía que tocarme... Vivir... Con el idiota de Bruno Mars En un apartamento. Los dos solos. Con sus odiosas bromas y su estúpida ironía. ¿P...