Luces, luces, y más luces coloridas y brillantes. El lejano sonido de una canción electrónica se cuela en mis oídos. La cabeza me da vueltas, siento cómo las borrosas imágenes giran a mi alrededor, y no consigo sostenerme en mis botas de tacón, por lo que me apoyo en la barra con todas mis fuerzas.
Doy otro sorbo a la bebida ácida que contiene la copa de cristal. No tengo idea de qué es, pero huele a alcohol.
-¡Bruno! -grito. No hay respuesta. Seguramente se fu con alguna perra y me abandonó, bruh.
Pero no. Él me sostiene de los brazos y, con una voz tan o más ebria que la mía, pregunta:
-¿En qué puedo serle útil?
-Ponte en cuatro.
Y estallamos en risotadas.
-¡Tengo sueño!
-¡Pues vámonos!
-¿Quién conduce? -inquiero, curiosa. Ush, ojalá no me toque a mí.
-¿Quién era el conductor designado?
-Esto... -me callo. ¿Quién era?-. Creo que fue Bartolomé Alejandro.
-¿Quién?
-Exacto -digo con una sonrisa victoriosa-. ¡Nadie conoce a ese tipo!
-¡Sólo llama a Philip! -me sugiere.
-¡Philip está en Hawaii, estúpido!
-¡Llama a Eric!
-¡No tengo teléfono!
-¡Usa el mío!
Me entrega el aparato táctil.
-¿Lo tuviste todo este tiempo? -chillo.
-Síp.
-¿Por qué no me... dijiste? -reclamo, cortándome a mitad de frase para reprimir las arcadas.
-¡Quería pasar tiempo contigo! -susurra en mi oído, y me besa detrás de este. Un temblor me re recorre.
-¡Qué lindo eres! ¡Al baño!
Cuando llegamos a los baños públicos, marco el número de Eric. Tengo que apretar los labios para no reírme de lo absurda que es esta situación: estoy en un baño público con Bruno, ebria, a punto de vomitar, llamando a otro chico para que nos recoja, riéndome como una desquiciada. Ni en mis sueños más locos creí que esto sucedería.
-¡Contesta, contesta, contesta! -animamos los dos. Al quinto tono, suena la contestadora.
-¡No contesta, maldita sea!
-¡Vuelve a timbrar!
-¡Phil nos abandonó! -lloriqueo cuando timbra tres veces, y nada.
-¡Es Eric!
-¡Eric nos abandonó!
Descuelga.
-¿Quién osa perturbarme el sueño? -cuestiona el tipo en el teléfono, adormilado.
-Tu hada madrina -bromea Bruno, y suelto una carcajada.
-¿Bruno?
-¡Hola Phiiiiil! -grita alargando las íes.
-¡Carajo, es Eric! -corrijo.
-Bruno, ¿estás ebrio?
-Pffff... ¡No estoy ebrio! -gruñe-. Estoy más sobrio que tú.
-¿Eso fue sarcasmo? -pregunta Eric, confundido.
-Yo que sé, estoy ebrio.
-¿No dijiste que no lo estabas?
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Viviendo con el Idiota (Bruno Mars)
FanfictionMiles de millones de galaxias 8 planetas 5 continentes Cientos de países Un carajo de personas en el mundo. Y tenía que tocarme... Vivir... Con el idiota de Bruno Mars En un apartamento. Los dos solos. Con sus odiosas bromas y su estúpida ironía. ¿P...