Catorce.

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Narra Brunaldo:

Y bueno, aquí estoy, de pie, perdido en... ¿en dónde estoy?

-Disculpe, señor -le digo a un tipo que tiene pintas de vago. Lo sé, ¿tan desesperado estoy que le hablo a un vago? Sip. Además, luce amigable.

-¿Si?

-¿Esto es... Brooklyn?

-Así es -Me muestra una sonrisa que enseña sus dientes amarillos por el cigarro.

-Y... ¿qué tren tomo para llegar a... -Miro el folleto que me encontré en un basurero-... Central Park?

-El 15.

-Gracias.

¿Cómo terminé en un subterráneo, a la una de la mañana, sin rumbo alguno, pidiéndole indicaciones a un vago? Bueno, es una historia graciosa. Llegué, me dirigí al apartamento de Tahití, y estaba cerrado. Me llamó, y me dijo que tuvo un imprevisto y que le pidiera las llaves al conserje. Me pasé toda la maldita tarde buscando al jodido conserje. Cuando por fin logré encontrarlo y abrir la puerta, eran las ocho de la noche, y yo estaba muerto de hambre. Decidí salir a comer un taco, y me perdí. Tomé un par de trenes, y ahora no sé donde estoy, ni cómo regresar al edificio.

Sólo sé que me he quedado viendo a una chica. Es, probablemente, la chica más decente que he visto en todo el día. No está tatuada, ni rapada, ni fumando, ni con el pelo teñido de turquesa, ni vestida de forma rara ofreciéndome sus "servicios", ni tiene barba. En otras palabras, no es neoyorquina.

Y bueno, es hermosa. Incluso viéndola desde la nuca. Y tiene buen trasero.

Quizás me la pueda conquistar. Recibe una llamada. Saca el celular con tanta confianza y seguridad, que podría ser amiga de los vagos fácilmente.

-No, J, Presley lo tiene.

Arqueo ambas cejas. ¿Presley tenía una amiga TAN BUENOTA y no me la presentó? Luego hablaré con ella.

-No, luego te cuento. Él... -le dicen algo en la llamada y suspira-. ¿Sabes qué? Que haga lo que quiera. Ya no me importa.

Y cuelga.

Uau. Hermosa voz, carácter fuerte, hermosa, buen cuerpo y relativamente normal. Todo lo que tiene Wester, lo tiene ella.

Woah, alto ahí.

¿Qué acabo de decir? Mejor dicho, ¿qué acabo de pensar? Wester no me gusta.

"Uy, sí, claro, y yo soy Obama"

Coño, ¡se supone que deberías apoyarme, Conciencia!

"Noup. Yo estoy aquí para hacerte ver las cosas"

Agh, cierto. De todas maneras, ¡no me gusta Wester!

"Entonces, ¿por qué la has etiquetado como la mujer perfecta?"

Eh, porque, eh, agh, ¿acaso soy el único que tiene una conciencia tan jodida?

"Hey, no me digas así :("

¡Es verdad! ¿No podrías ser como Pepe Grillo?

Ash, lo que sea. Esta chica está buena, y punto. Me ayudará a olvidar a Wester. O quizás imaginarla en ella.

"¡Sólo ve y háblale, estúpido!"

Me dispongo a caminar hacia ella, y mi decepción es grande cuando la veo entrar en un tren.

-¡No, no! -Corro hacia él, pero las puertas se cierran antes de que pueda entrar, perdiéndose en la inmensidad de Nueva York-. ¡Mierda!

El vago de antes se me acerca.

-¡Estúpido! ¡Te dije el 15, no el 11!

Resoplo. Genial, ahora todos me creen loco.

-Miller, ¿no te das cuenta de que iba detrás de la chica? -le aclara un tipo más allá, de voz ronca y bufanda cool.

-¡No iba detrás de la chica! -le replica Miller.

-¿No lo has visto ahí parado mirándola con cara de idiota?

Casi me sonrojo. ¿Tan obvio he sido?

-¿Ibas detrás de esa chica? -Miller me mira con una sonrisa burlona.

-Algo así.

-Y... ahora se te perdió -Otro tipo me rodea los hombros con un brazo. Empiezo a temer que me asalten.

-Bueno, sí. Era preciosa -medito.

-Ten. La ruta del 11 -me dice el tipo de bufanda cool, entregándome un folleto.

-Bueno, eh, gracias.

-¡Ve tras ella, niño!

-Sí.

Empiezo a emocionarme. Quizás pueda encontrarla.

§§§

Llevo media hora yendo de estación en estación, y hasta ahora no hallo a la chica. Empiezo a perder las esperanzas.

Hasta que la veo. Parada, en medio de las pocas personas que quedan, revisando su celular de nuevo. Sube las escaleras, y yo la persigo.

-¡Oye! ¡Amiga!

Queda petrificada. Puedo sentir oleadas de tensión salir de su torso, y hasta escucho cómo su corazón late frenético.

-¿Bruno? -murmura, mientras se da la vuelta. Yo parpadeo cuando le miro la cara. Con razón me parecía tan perfecta, tan hermosa. Todo este esfuerzo para encontrar una chica a la que veo todos los días.

-Hola, Wester.

-¿Qué, uh, qué... haces aquí? -Se le ve sinceramente confundida.

-Ehh... te dije que viajaría -respondo lo primero que cruza por mi mente. Y... ¡BOOM! su boca. Mis ojos encuentran su boca, y no puedo evitar recordar el beso de anoche. Sus labios sabían como la gloria, su aliento me hizo sentir en el paraíso. Creo que me estoy enamorando.

-Escucha... ahora no tengo muchas ganas de hablar contigo.

-No, _____ -decido llamarla por su nombre, sólo por esta vez-, no te vayas.

-¿Cómo esperas que no lo haga? -Su voz se quiebra al final de la oración.

-Ehh... pues...

-Tú... me engañaste. Trataste de besarme a espaldas de Jessica.

-Jessica no es mi novia.

Me echa una mirada llena de veneno. Sé que no me cree ni una palabra. Pero es que yo no puedo apartar mi mirada de sus pálidos labios. Tengo que usar todas mis fuerzas para reprimir el impulso de arrojarme a ellos.

-Por favor, _____...

-Vete a la mierda, Bruno -Se voltea, y empieza a correr escaleras arriba. Le alcanzo en una acera.

-Espera -Le rodeo el antebrazo con mis dedos. Dios, su tacto es tan cálido, y yo estoy tan frío-. Ehh... ¿dónde te estás quedando?

-¿Y a ti qué te...?

-Sólo... responde.

-En el hotel de un amigo, a dos calles -Apunta calle arriba con un dedo índice.

-Escucha, estoy perdido. Nunca he estado en Nueva York antes. Y... es la una de la mañana...

-Quieres que te deje quedar -termina la petición por mí. Gracias al cielo.

-Sólo... hasta mañana. Luego, no nos volveremos a ver las caras hasta el lunes.

Se me queda mirando con desconfianza. Una parte de mí muere porque diga "No quiero eso", se abalance a mis brazos y me bese. Pero la parte racional me dice a gritos que no lo va a hacer, ni por un millón de dólares.

¿Y qué dice mi querida conciencia?

"Mira dónde te has metido tú solito"

Pero todo eso queda disipado, enterrado en los lugares más profundos de mi mente, cuando esa hermosa boca pronuncia:

-Está bien.

Viviendo con el Idiota (Bruno Mars)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora