Abro los ojos, parpadeo, vuelvo a cerrarlos, y los abro una vez más. Tomo el celular entre mis manos, y lo enciendo. Mierda, son las tres de la mañana y no consigo quedarme dormida.
Estoy demasiado ansiosa, y no sé por qué. Bruno y yo hemos dormido juntos antes, cuando sólo había una cama para los dos, cuando me emborrachaba y caía rendida en su cuarto, cuando Presley nos obligó a compartir cama, porque ella ni loca la compartiría con Kameron. Pero ahora es diferente.
Giro la cabeza a la derecha. Veo su tornada espalda debajo de la camiseta subir y bajar, sus perfectos bucles caer con elegancia sobre su nuca, la luz de la luna iluminando su perfil, su seductora cercanía, el aroma de su piel drogándome, sus respiraciones relajadas y los latidos de su corazón como música, la calidez de su aliento y de su cuerpo: todo esto es lo único que existe en la habitación, lo único que vale la pena contemplar, lo único que tiene permiso de rondar en mis pensamientos hasta altas horas de la noche, lo único que consigue embriagarme hasta el punto de querer aferrarme a él con brazos y piernas y no soltarlo nunca.
No sé qué me está pasando. Soy consciente de que estos son pensamientos dignos de una estúpida chica enamorada, pero no puedo evitarlo. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo. Esta sensación de intranquilidad cuando le tengo cerca, es desesperante.
Sacudo la cabeza para desempolvar a mis neuronas. Están divagando babosadas. Salto de la cama como un resorte, me meto en mi chamarra de Snoopie, y me encamino hacia la puerta a grandes zancadas.
Cuando estoy en la cocina, bebo grandes tragos de jugo de naranja para tranquilizarme. Respiro profundamente. ¿Qué demonios me sucede?
-¿Insomnio?
Su voz me sobresalta, y casi boto el jugo por la nariz.
-¡Cristo Jebús! ¡No puedes asustarme más, porque no lo intentas! -digo con una mano en el pecho-. Y no, sólo tengo sed -miento.
-Pues yo sí tengo insomnio.
Frunzo el ceño extrañada.
-Parecías dormir muy bien.
-Pues no lo hacía -Da dos pasos hacia mí. Yo retrocedo en respuesta, pero la encimera me obstaculiza el paso-. Cierta morena sensual me tiene despierto.
-Ya deja de decir babosadas.
Mi mejor opción para no caer es ponerme a la defensiva.
-¿No tienes sueño, Wester?
-Cierto moreno sensual me tiene despierta.
Yo no he dicho eso. No puedo haber dicho eso. ¡Es imposible que yo haya dicho eso! Por la sonrisa de suficiencia que lleva Bruno, debo haber dicho eso.
-Conque moreno sensual, ¿eh?
-Cállate o métete la lengua por el...
Y no puedo terminar, cuando se acerca a mí con pasos largos. Apoya una mano en la encimera, a centímetros de mi cintura, y cierne su cuerpo sobre mí.
Una pregunta, público presente: ¿Alguien me recuerda cómo respirar?
Entonces, estira una mano para abrir la puertecilla sobre mi cabeza, y su mandíbula casi me roza la frente. Saca dos paquetes de galletas de la alacena, y se aleja.
-¿Por qué no me dijiste que me moviera? -cuestiono cuando recupero el aliento.
-Me dijiste que me callara.
Puto mentiroso.
-Ojalá te viole mi profesor de Historia.
Suelta una carcajada que me enrabia aún más, y me entrega uno de los paquetes.
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Viviendo con el Idiota (Bruno Mars)
FanfictionMiles de millones de galaxias 8 planetas 5 continentes Cientos de países Un carajo de personas en el mundo. Y tenía que tocarme... Vivir... Con el idiota de Bruno Mars En un apartamento. Los dos solos. Con sus odiosas bromas y su estúpida ironía. ¿P...