No se olviden de dejarle mucho amor a la enfermera y al alemán <3
---------------
Zaira
Todo el mundo sabe que en los hospitales está terminantemente prohibido decir que las cosas están tranquilas. Creo que incluso es peor que reutilizar elementos descartables. Olviden eso, no es peor, pero por los pelos.
El dibujo de un gato panzón y de cabezas pegado en la pared tras el escritorio donde estoy trabajando me hace sonreír. No soy supersticiosa, pero muchos de mis compañeros lo son, así que allí está el dibujo que— según ellos — hará que nuestras guardias sean tranquilas.
Estoy revisando las medicaciones de los tres pacientes en terapia intensiva, tratando de adivinar qué demonios dicen las recetas que escribieron algunos de los médicos. Aunque haya tomado un curso de interpretación de jeroglíficos, la caligrafía de algunos es imposible de entender.
—No sé si aquí dice fenazopiridina o... —acerco la hoja a mis ojos —. Sí, eso es —reviso el diagnóstico, donde señala que el paciente pasó por una operación en la que se le colocó una sonda urinaria, por lo que es normal ese activo.
—¿Quieres un café? —mi supervisor, Osvald, un hombre de casi sesenta, que me recuerda físicamente al Dr House, me ofrece una taza, que acepto —. ¿Comenzarás con la ronda de medicamentos?
—Ajá —observo el reloj, notando que son las seis de la mañana. Me quedan dos horas para terminar mi turno y deseo llegar a casa, darme un baño y dormir un par de horas, pero sé que tengo algunas paradas antes de poder hacer eso.
Antes de comenzar con la aplicación de los remedios a cada paciente que está en las habitaciones que debo cuidar, me bebo café. Cuando termino, me higienizo las manos, acomodo todos lo que necesito sobre una mesa esteril de acero quirúrgico y separo los medicamentos para cada paciente, rotulando los vasos descartables donde coloco las pastillas y las ampollas con los respectivos suero para meter en las vías.
Tarareando una canción, recorro el pasillo que me aleja de mi sala de descanso hacia el final, donde hay un ascensor lo suficientemente amplio como para entrar una camilla y me acomodo dentro, marcando el piso donde están los pacientes de terapia intensiva.
La puerta se abre y bajo, pasando de largo por las habitaciones que no me corresponden y, de refilón, veo un movimiento al final del pasillo. Lo ignoro. Cualquier persona a la que se lo dijera pensaría que estoy loca, pero cualquier trabajador del ámbito de la salud sabe que los hospitales están llenos de energía.
Como dije, no soy supersticiosa, pero respeto a los muertos.
—Buenos días, fantasma del quinto piso, espero que hayas descansado un poco —canturreo, antes de detenerme en la primera habitación. Abro la puerta de la habitación 807, donde está un hombre mayor que sufrió un accidente automovilístico. Sus heridas se están curando bien, pero lleva aquí varios días —. Señor Quintero... —golpeo mis nudillos en la pared, tratando de despertarlo, porque no quiero que se muera de miedo cuando me vea de pie al costado de su cama —. Señor Quintero... —insisto, logrando que abra los ojos. Parece un poco desorientado, así que le sonrío —. Buenos días, lamento tener que despertarlo tan temprano —dejo las cosas sobre una mesa auxiliar a varios pasos de la cama —. ¿Cómo se siente?
—Buenos días —me observa. Está cansado, es evidente, así que quiero hacer esto lo más rápido posible para dejarlo dormir —. ¿Cómo está el clima?
—Hizo un poco de frío hoy, pero mejorará —sigo sonriendo mientras pongo los mililitros indicados en la jeringa —. ¿Cómo se siente? —repito la pregunta antes de administrarle cualquier cosa, mientras hago una primera revisión visual de su estado —. Tiene mejor aspecto, de seguro su esposa se pondrá muy feliz de verlo cuando lo llevemos a planta transitoria —intento animarlo, logrando que el anciano me sonría —. Voy a darle antibióticos —le explico, mientras reviso que la vía esté bien puente antes de ir al punto de inyección.
ESTÁS LEYENDO
Morfina | SEKS #6
ChickLitSERIE SEKS, LIBRO #6 Zaira trabaja en un hospital. Owen en un club fetichista. Sus vidas no deberían cruzarse, pero cuando la enfermera comienza a tomar clases de defensa que Owen imparte, sus destinos se entrelazan y la tensión entre ellos hace im...