Morfina | SEKS #6

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Owen

A la mañana siguiente, llevo a Zaira a desayunar. Habíamos acordado visitar a Adabel y Travis hace varios días y apenas hoy se está concretando.

Mañana van a operar a Adabel por su problema en los ovarios y en un mes o poco más se irá a Alemania, así que quiere hacer todo antes de esa fecha.

Sé que no lo dice, pero está asustada.

—¿Qué se supone que les vamos a decir? —Zaira me habla cuando nos detenemos en el edificio donde la rusa y mi otro amigo viven y suspiro.

—¿Sobre qué?

—Sobre nosotros.

—¿Qué les quieres decir?

—Son tus amigos —murmura—, me da lo mismo.

Sé que no es así, pero no se lo digo.

—Le podemos decir que estamos juntos y ya —le respondo.

Asiente, sin palabras. Ya van varias veces que me acorrala con ese tipo de preguntas y sé que es culpa mía que las cosas no estén claras. Debería ser capaz de poner lo nuestro en un término, pero los compromisos no se me dan bien.

No mucho después, estamos en el edificio de Travis, donde ahora vive Ada también. Toco el timbre, con buen ánimo.

—Soy yo, abre —digo por el panel cuando uno de ellos responde al timbre.

—Es temprano para tus faltas de respeto —sisea Adabel.

No mucho después, Zaira y yo estamos en el ascensor. Luego, en la puerta del departamento. Travis abre y nos sonríe.

—Alemán —me golpea el hombro con su mano—. Zaira —saluda a mi luciérnaga antes de dejarnos pasar.

—Hola —algunos pasos tras él, Adabel mos sonríe.

Estoy seguro de que le agrada Zaira. Ada suele tener aristas con las otras mujeres de Seks, porque tiene una personalidad compleja, pero Zaira parece caerle bien. La rusa parece una arpía soberbia para quienes no la conocen en profundidad y, quienes conservan esa primera impresión, suelen mantenerse lejos.

—¿Cómo estás? —Zaira se le acerca, sonriendo levemente—. Este lugar es precioso.

—Gracias —Adabel también mira alrededor—, cambiamos las cortinas hace poco.

Travis me llama la atención.

—Vamos a preparar café, es claro que no nos están incluyendo en la conversación.

Sonrío.

No sé cómo es que ahora la conversación entre ellas se fue a las suturas —como veterinaria, Ada ha cosido muchos animales—, y Zaira le cuenta su experiencia en el hospital y parece encerradas en un mundo antiséptico mientras la veterinaria narra algo sobre la cola gangrenada de una boa.

Asqueroso, si me preguntan.

—¿Cómo va la convivencia? —le pregunto a Travis, que bate enérgicamente el café en tazas, como si no tuviera una máquina para ocuparse de ello.

—Lo estamos llevando bien —me asegura—. Las cosas están más tranquilas ahora que habló con su familia —añade—. Creo que Andrei irá con nosotros al hospital.

Por su mueca, no estoy seguro de que le guste la idea. Andrei, por mucho que me agrade, tiene una personalidad casi tan compleja como la de su hermana y sé que chocará con la forma de ser de Travis. Especialmente si él está todo protector con ella y Andrei dice cualquier mierda.