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—¿Qué haces?

Me escondo mejor tras la pared, escuchando la pregunta de Owen, que no deja de mirarme como si me hubiera salido un tercer ojo.

—Espiando.

—¿A quién?

—Alexis está aquí. Le trajo cupcakes a Bruno —explico rápidamente, cayendo en cuenta de que es muy probable que él le muestre el lugar y nos encuentre aquí. De seguro Bruno le dijo que yo estoy aquí—. Finge que te agrado —le pido, volteando hacia él.

Owen frunce el ceño.

—¿Qué?

—Alexis no sabe que... —me señalo y luego a él—. Ella no lo sabe y no puede saberlo —no me comprende, al parecer—. ¡Se suponía que buscaba clases de defensa para ella, no acostarme contigo! —chillo en tono bajo.

—Zaira, estás loca —dice con tono despectivo—. Necesitas ayuda.

—Lo que necesito es que ella no sepa que tuve sexo contigo —susurro.

Emociones que no soy capaz de identificar pasan por su rostro.

—¿Por qué no quieres que lo sepa?

—Porque quiero que ella tenga algo con... —me callo. Contarle a Owen sobre mis planes de casamentera y madrina de los futuros bebés Brulexis no es una buena idea—. Nada, nada.

—Ellos deberían estar juntos —mueve el mentón—. Bruno y Alexis.

—Lo sé.

—¿Y qué piensa de Bruno?

—No te diré —frunzo el ceño—. ¿Por qué te diría?

—Te diré lo que piensa Bruno sobre ella —ofrece.

—Sé que a Bruno se le cae la baba por ella, no necesito que lo digas —resoplo, volteando para ver a Ale, que sale con Bruno de su oficina. No luce como si estuviera a punto de tener una ataque de ansiedad, pero tampoco parece como si se hubiera besuqueado con el hombre—. Ale —le sonrío, nerviosa cuando me ve.

—¿Zai? —me mira con sorpresa, notando al militar gruñón y tatuado tras de mí.

—Numeritos —Owen la mira con expresión relajada y me vuelve a sorprender su falta de hostilidad. No son celos, pero me da curiosidad por qué a ella le da una mirada tranquila cuando a mí me mira con enfado.

Parece ser así con todos, en realidad y no entiendo por qué es tan hostil conmigo. Me molesta.

—Owen —Ale le ofrece una mirada curiosa, de cejas alzadas. Tras ella, Bruno se está devorando un cupcake que ella hizo—. ¿Ustedes se conocen?

Finge demencia, Ale. Muy bien, ¡bravo!

—Él es el instructor de defensa que te mencioné —explico con una sonrisa leve.

La demencia que muestra ahora no es precisamente fingida, por lo que su ceja arqueada me pone nerviosa.

—¿Vas a empezar a venir? —Owen se acerca a ellos y noto la tensión de mi mejor amiga.

—No son para ti —escucho a Bruno, cuando el tatuado intenta probar uno de los cupcakes.

Aprovecho la distracción para mirar a Alexis. Tal como dijo Bruno, no tiene marcas o heridas, pero es evidente que durmió poco.

—¿Así que Owen...? —me pregunta, mientras ellos dos siguen peleando por la comida.

—Si, es instructor.

—Tu amiga me da dolores de cabeza, Alexis —nos interrumpe Owen—, y no finjas que no sabes —me observa—. Tienes que ir y hacer cuarenta abdominales.

Morfina | SEKS #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora